El Indice de Precios al Consumidor correspondiente a septiembre de este año, que fue informado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos y que ascendió a 3,5%, un nivel que superó las previsiones del oficialismo y de algunas Consultoras privadas, debería ser interpretado por las autoridades como una señal de alarma, que marca la necesidad de avanzar en una estrategia clara para poner límites a la inflación.
Además del llamativo IPC de septiembre de 2021, se conocieron otros datos acerca de la evolución de los precios: la suba registrada hasta el mes pasado asciende al 37%, y la inflación acumulada de los últimos 12 meses llega al 52,5%.
Asimismo, de acuerdo al INDEC, la inflación de septiembre en la Región NEA fue del 2,8%, ubicándose por debajo del IPC a nivel nacional. Al mismo tiempo, la región comprendida por Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones registra una inflación del 34,5% en lo que va del año. Sin embargo, la variación interanual -tomando los últimos 12 meses- en el Nordeste argentino llega al 52,7%.
Por otra parte, hay que señalar que la inflación de septiembre en el NEA estuvo impulsada principalmente por los rubros “Bebidas alcohólicas y tabaco”, con una suba del 5,2%, “Prendas de vestir y calzado” (4%), “Restaurantes y hoteles” (3,5%), “Salud” (3,4%), “Bienes y servicios varios” (3,3%), y “Recreación y cultura” (3,2%). En paralelo, el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas” tuvo una variación del 2,4%, y fue el de mayor incidencia en el índice general, al igual que en el resto de las regiones.
Cabe aclarar que estos guarismos se registran en un contexto en el cual el tipo de cambio se encuentra contenido. Desde marzo, la inflación acumulada fue de un 26,5%, mientras que en ese mismo período, la cotización “oficial” del dólar avanzó sólo un 9,8%. También, todavía existen “congelamientos” de tarifas, y la gestión nacional impulsa el establecimiento de precios fijos para más de 1.200 productos, durante 90 días.
Por ello, puede afirmarse que existe una “inercia inflacionaria” en la cual, de acuerdo a algunos expertos, los métodos “tradicionales” para contener las subas de precios están perdiendo eficacia y no consiguen contener las expectativas de mayores incrementos, en el marco de un elevado desequilibrio monetario y un Banco Central con reservas limitadas.
Por lo expuesto, se requiere que las autoridades nacionales, diversos funcionarios provinciales y referentes de distintos sectores debatan los aspectos principales de un programa económico que implique una limitación a la emisión monetaria, la reducción de gastos políticos y de otras erogaciones del Estado que no sean indispensables y una serie de iniciativas que apunten a bajar las expectativas inflacionarias y a reactivar la economía. Más allá de los anuncios, hasta el momento no se conformó una Mesa de concertación amplia y permanente para poder discutir estos temas. El contexto actual marca la importancia de que la problemática de los precios sea debatida con rapidez y con seriedad.