Según Rubén Montiel, delegado en Formosa de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina, alrededor de 4.000 maxikioscos y almacenes familiares tienen actividad en la ciudad capital, de los cuales la mayoría subsiste a la crisis con la implementación de la libreta “para anotar”, extendiendo horarios de venta y apostando a las compras indispensables de vecinos a partir del 20 de cada mes, cuando la disponibilidad de stock de mercadería baja en las alacenas.
“Como en todos los rubros comerciales, el kiosco o negocio de cercanía no le escapa a la inflación ni a la merma en el consumo. Son factores que están impactando muy fuerte en la actividad, que por la falta de capital para comprar grandes volúmenes de mercaderías y acceder a bonificaciones de proveedores, está en desventaja ante los supermercados o mayoristas en relación a precios y ofertas”, puntualizó Montiel en contacto con La Mañana en Vivo.
En este escenario, dijo que para competir y mantener las ventas, los kioscos o pequeños comercios de barrios, que mayormente son atendidos por sus propios dueños, tienen la posibilidad de extender los horarios o abrir los locales en horario corrido para ganar clientela.
“También se está utilizando mucho la libreta, hay kiosqueros que confían en sus vecinos y dan fiado, frente a la imposibilidad, muchas veces, de ofrecer un medio de pago electrónico que por cada operación tiene un recargo de 8 a 10%, y a final de mes esta inversión de comprar el dispositivo no condice con el volumen de venta”, agregó.
Montiel informó que la ciudad de Formosa tiene alrededor de 4.000 bocas de expendio actualmente, entre maxikioscos y kioscos de ventana y almacenes barriales.
“Es palpable ver cómo cayó el consumo porque la plata no alcanza. Y la actividad de los kioscos subiste gracias a aquellas compras necesarias o indispensables que realizan los vecinos una vez que se van quedando sin mercadería para el día a día, del 20 en delante de cada mes. El kiosco vende el pan, la gaseosa, el fiambre, los productos de limpieza de segunda marca y los alimentos no perecedero como yerba, harina, fideo y arroz”, indicó.
Y graficó: “La gente sigue comprando, pero en menor volumen, en menos cantidades. Por ejemplo, un kiosquero promedio vendía hace un año atrás una bolsa de 20 kilos de pan por día, ahora sólo la mitad. Y esta hábito se aplica para otras mercaderías”.