En el primer partido con Sebastián Ginóbili como entrenador, La Unión de Formosa sumó una gran victoria en Córdoba ante Instituto por 96 a 80. Con un juego más vertiginoso y con eficacia en los lanzamientos de puntos -17 triples sobre 35 intentos- hubo otra expresión del equipo en la cancha de un valor tan importante que le permitió superar con holgura al actual campeón del Súper 20.

Siempre queda como en una nebulosa gigante el tener certezas de qué tanto pude cambiar un equipo cuando llega un nuevo entrenador. Se sabe que hay un golpe positivo de inmediato en lo anímico, sobre todo cuando hubo un desgaste en las relaciones. Como factor negativo se podría decir -puntualmente en el caso de La Unión- que el que recién llega no tiene mucho tiempo de trabajo -asumió el jueves y el sábado ya estaban viajando-, y así se complica la idea de aplicar nuevas ideas.

La parte más compleja de esa nebulosa, lo “incomprobale” es qué tanto puede mejorar el rendimiento individual de los jugadores y, volviendo al caso de La Unión, con la situación especial de que el primer partido de Ginóbili fue contra el último equipo que enfrentó “La U” con Eduardo Japez. Y acá viene la brecha, la enorme brecha, más allá de que hubo diferencias en cuanto al personal disponible que tuvieron uno y otro conjunto en esos encuentros: una semana atrás, Instituto le ganaba a La Unión 90 a 74 en el Cincuentenario. Ahora, La Unión lo venció en Córdoba 96 a 80. Nebulosa gigante.

Lo real es que La Unión fue otro, especialmente en ataque. Gozó de una muy buena noche para anotar de tres puntos, pero quedarse en ese número sería mucha injusticia. El equipo lució más ágil en ataque, con la bola moviéndose mucho más rápido, y esta situación fue clave para tener el caudal ofensivo que tuvo anotando en cada cuarto siempre 20 o más puntos. Y también pueden asomar datos puntuales, como que en el primer cuarto, de los ocho jugadores que pisaron la cancha, siete anotaron, con la “rareza” de que el único que no sumó terminó siendo uno de los máximos anotadores del encuentro: Tabarez.

Vamos a los datos finales-individuales de la noche: Zac Cuthbertson logró un doble-doble con 16 puntos y 11 rebotes, Jonathan Maldonado aportó 17 anotaciones y siete asistencias, Patricio Tabarez con 17 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias, y Nicolás Ferreyra con 16 conversiones.

El partido tuvo un primer tiempo de pleno equilibrio, donde lo mejor que mostró La Unión fue olvidarse de quien estaba al frente y de su propio y complicado momento. Salió a jugar de igual a igual y la primera consecuencia fue ponerse cinco puntos arriba -21 a 16- en la recta final del primer cuarto.

No se dejó impresionar por el arranque a pura eficacia de tres puntos de Instituto en el segundo capítulo -dos triples de Vicens y uno de González- que le permitieron al local tener su mejor momento en el trámite. Logró sacar seis de ventaja -40 a 34-, pero el elenco de Ginóbili siguió con la suya, armó una corrida de 7 a 0 para pasar a ganar 41 a 40 y ya nunca más iba a quedar a más de una posesión abajo. Y como para que Instituto tenga más en claro lo que se venía, en la última acción del cuarto, Maldonado anotó de tres para cerrar el resultado en la mitad del partido con un 46 a 43 para La Unión.

El tercer parcial fue un cuento de hadas para La Unión. Metió un parcial de 21 a 10 en 6 minutos con mucha puntería de tres. Responsables, Tabarez, Maldonado y Ferreyra. Lo notable, en un pasaje, fue que Instituto también anotaba, pero lo hacía con dobles o libres y enfrente los de Ginóbili sacudían la red con aciertos de tres puntos.

En esos cuatro minutos que quedaban del capítulo se agregaron Podestá y Cuthbertson, y con dos libres de Maldonado la diferencia fue de 18 -74 a 56-. ¿Qué pasó cuando reaccionó Instituto? La Unión no lo dejó reaccionar nunca. En el inicio del último cuarto se puso a 13 -79 a 66-, pero no pudo ir más arriba. Con un triple de Tabarez -quinto suyo en la noche- había de nuevo 18 de ventaja -91 a 73- en la segunda mitad de la fracción para dejar en claro que estaba todo bajo control y que La Unión iba a iniciar el ciclo Sebastián Ginóbili de manera ideal y con efecto inmediato.