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Loable iniciativa



Distintas fuerzas policiales del país siguen haciendo gala de una flaca formación en derechos humanos, lo que las lleva a cometer abusos que, en ocasiones, cuestan vidas. El “gatillo fácil” y los apremios ilegales son sólo un par de muestras de la amplia gama de excesos en que suele incurrir el accionar policial por falta de capacitación. Otra, los atropellos contra determinadas orientaciones sexuales.

Ante la sensibilidad social creciente que despierta este último aspecto, personal superior y subalterno de la Comisaría Primera de la Policía de la Provincia participó de una jornada informativa y didáctica con referentes de la Comunidad LGTBQ+ de Formosa, durante la cual recibieron capacitación en perspectiva de género, diversidad e inclusión.

La persecución, la burla y el maltrato de minorías sexuales es una de las manchas más oscuras que arrastran las instituciones policiales en general desde tiempos dictatoriales. Por eso vale destacar que ahora se piense en brindar un trato digno a ese colectivo también, como se lo merece por el simple hecho de ser parte de la comunidad formoseña.

Una de las más serias falencias de las fuerzas policiales está dada por la inadecuada capacitación que se le brinda a las y los agentes, lo cual provoca que no alcancen una mayor eficacia en el cumplimiento de su función. Peor aún, el desempeño suele caer en el delito muchas veces por conductas violatorias de la propia ley, como aquellas que discriminan a las personas por su condición sexual.

Además de uniformes y un buen equipamiento, las y los efectivos necesitan recibir la mejor formación posible en materia humana. Algo tan básico como realizar prácticas regulares de tiro o entrenarse en materia de tácticas de prevención.

La deficiente capacitación en algunas fuerzas del orden se advierte en la débil defensa de los valores legales. Apremios y torturas en comisarías, malos tratos y abusos, ataques a la Comunidad LGTBQ+, sin contar los actos de corrupción, son algunos delitos en los que con una frecuencia alarmante se ven involucrados agentes de seguridad en distintas comisarías del país, lo cual es un indicio grave de que no han sido suficientemente socializados/as en la cultura del respeto de la ley.

Como ya hemos dicho en esta columna, las prácticas de tiro son fundamentales, pero la capacitación policial no puede limitarse a ello. Más importante que poder dar en un blanco es evaluar correctamente cuándo y cómo utilizar un arma de fuego, algo que depende de pautas de razonabilidad y de sostener principios que lleven a la defensa de la vida por sobre la muerte. Así como es más importante prevenir que reprimir, o respetar los derechos humanos antes que ignorarlos o violarlos.

Loable la iniciativa que acaba de tomar cuerpo en la Comisaría Primera. Lo que resta es replicarla en otras seccionales, promoviendo el desarrollo educativo y la capacitación permanente de nuestros/as agentes. Y, por qué no, valorar los logros que se vayan obteniendo, a través de pases, ascensos y estímulos. Será la mejor forma de deshacer erróneas interpretaciones de la seguridad y el orden públicos.



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