La hipertensión arterial afecta a cada vez más personas en la Argentina y en el mundo. Ante esta realidad, el Estado y la sociedad en general deben trabajar para crear mayor conciencia acerca del tratamiento de este mal, que a nivel internacional es calificado como un “asesino silencioso”, que incrementa el número de sus víctimas a lo largo de los años.

En la actualidad, se considera que la hipertensión arterial es la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo, y constituye el primer factor de riesgo de infarto y accidente cerebrovascular.

La HTA se produce por el aumento, sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias. Cuanto más alta es la presión, más dificultad tiene el corazón para bombear. Por eso, no solo es el principal factor de riesgo de las enfermedades cardiovasculares, sino que es una patología en sí misma que puede ser mortal y provocar discapacidad.

En Argentina, casi 100 mil personas murieron por enfermedades cardiovasculares en 2019, de las cuales un tercio (37,3%) estuvieron vinculadas a presión arterial no controlada. Eso significa que el control de la hipertensión podría evitar 100 fallecimientos diarios en la Argentina.

A su vez, para prevenir este mal, hoy los expertos ponen cada vez más el foco en la modificación del estilo de vida, con una alimentación menos “industrializada” como núcleo central, por la alta presencia de sodio y de otros compuestos en varios productos alimenticios.

En este sentido, en la actualidad se considera que los cambios en el estilo de vida relacionados con el descenso de peso y la incorporación de actividad física tienen, según se demostró en diferentes estudios científicos, numerosos efectos beneficiosos comprobados, con la ventaja de que no tienen consecuencias adversas.

Además, hay que recordar que en lo concerniente a las políticas públicas en materia de salud, una de las tantas cuentas pendientes del Estado es impulsar una ley que permita efectuar una “actualización” del Programa Médico Obligatorio (PMO), el conjunto de prestaciones básicas que todas las obras sociales y prepagas deben cubrir, para que esos agentes de salud apliquen a más medicamentos ambulatorios el descuento del 70% que corresponde a remedios destinados a tratar las enfermedades crónicas, como la HTA.

De este modo, es fundamental que cada persona no descuide su bienestar y no tema consultar a profesionales de la medicina ante cualquier posible síntoma de hipertensión arterial (dolor de cabeza fuerte, náuseas, agotamiento, confusión, etcétera). En paralelo, el Gobierno nacional y los Estados provinciales deben trabajar en conjunto para poder revertir en el mediano y largo plazo los indicadores que muestran a la HTA como un mal en crecimiento. Es una labor coordinada que tiene que ser encarada con responsabilidad, orientando las medidas para que realmente beneficien a toda la ciudadanía.