Mientras el país está atravesado una crisis económica que podría tener consecuencias impredecibles, existen conflictos sociales que persisten y que no ocupan en este momento el interés de muchos medios de comunicación; y una de esas temáticas es el consumo problemático de drogas legales e ilegales.

Varios profesionales médicos de prestigio nacional y que se especializan en el tratamiento de niños y jóvenes indicaron que la mayor problemática adolescente es el consumo de diferentes tipos de sustancias, debido al fácil acceso a esos productos nocivos. La marihuana y el paco son dos de las drogas ilegales más consumidas.

No obstante, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida por los adolescentes en todo el país, tanto entre varones como entre mujeres, y varios incidentes viales son consecuencia de la ingesta de estas bebidas, ya que los ponen en estado de vulnerabilidad.

En el caso concreto de la marihuana, según una encuesta de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina, anteriormente denominada Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, (Sedronar), realizada en 2010 y la del 2016, en nuestro país se triplicó el consumo de marihuana en el Colegio Secundario, en el grupo de 12 a 17 años.

En paralelo, los últimos reportes oficiales muestran que el porcentaje de personas que aseguró haber consumido cocaína se duplicó entre 2010 y 2017, mientras que en el caso de los adolescentes el porcentaje se triplicó en ese período.

Por ello, se requieren campañas planificadas y sostenidas en el tiempo que desalienten el consumo problemático de drogas y de otras sustancias. A su vez, se necesita que en algún momento, cuando el contexto socioeconómico lo permita, se inicie un debate serio y profundo en nuestro país acerca del lugar que deben ocupar en nuestra sociedad las “drogas legales”, como el cigarrillo, el alcohol y ciertos psicotrópicos, y las ilegales, como todas aquellas sustancias que se producen y se comercializan de manera clandestina, ante algunas propuestas que se conocieron en los últimos años, por parte de ciertos sectores, tendientes a legalizar la venta de drogas en la Argentina.

Resulta fundamental definir políticas de Estado que apunten no solo a desalentar el tabaquismo, como se viene haciendo a través de la “Ley Antitabaco”, sino también a avanzar en una visibilización amplia de la Ley Nacional de lucha contra el alcoholismo, con una condena social sostenida en el tiempo a toda clase de excesos, y con estrategias que ataquen las causas socioculturales del consumo problemático de bebidas alcohólicas, fármacos y estupefacientes (conflictos familiares, problemas económicos, trastornos psicológicos y falta de proyectos de vida, entre otros motivos).

Por lo expuesto, es crucial que los diferentes sectores políticos lleguen a consensos que se sostengan en el tiempo no solo para resolver las falencias económicas, sino también para delinear políticas que apunten a discutir y abordar varios de los problemas que atraviesan los niños, niñas y adolescentes, al igual que muchos otros grupos sociales. La política debe dedicarse a enfrentar no solo lo urgente, sino también lo importante. Eso también permitirá reconstruir la credibilidad en la clase dirigente y en la política como herramienta para transformar la realidad de manera positiva.