El Presidente de la Nación convocó a los jefes de todos los bloques del Senado y Diputados a discutir la agenda pospandemia, pero este llamado desató controversias inesperadas, empezando por la resistencia del sector más intransigente de Juntos por el Cambio.

Según pudo conocerse en medio de la enésima polémica entre oficialismo y oposición, el Gobierno nacional abre el debate en torno la evaluación de la cuarentena y la situación sanitaria; la ampliación del presupuesto; el proyecto de moratoria; la reestructuración de la deuda bajo legislación local y el inicio de un “diálogo para el acuerdo” de cara a la salida de la pandemia.

Contra toda expectativa y a contrapelo de lo que pide la mayoría de la sociedad argentina -que no adhiere al enfrentamiento permanente entre los políticos-, la posibilidad de un amplio consenso para dejar atrás esta hipercrisis casi fracasa de entrada por culpa de un grupito de dirigentes; lo cual no hace más que confirmar la incertidumbre de cientos de miles de compatriotas que hoy sufren las consecuencias de lo que, según el economista Emmanuel Álvarez Agis, será “el peor año en la historia de la Argentina y el capitalismo”.

Cuesta creer que ni el hecho de estar en una emergencia socioeconómica peor que la de 2001/02 alcance a predisponer todos los ánimos para un gran acuerdo nacional. Aunque en las próximas horas avancen las negociaciones y se acerquen las partes, la cerrazón previa de algunos/as dirigentes preocupa de cara al futuro, ya que esta historia no se clausurará con un diálogo ocasional.

Los testimonios de desocupados/as, trabajadores/as y empresarios/as golpeados por una situación económica sin precedentes son parte de una experiencia desesperante que recorre el país desde hace cuatro meses. La pérdida de empleos, el cierre de miles de comercios y de emprendimientos personales, los descuentos salariales, junto con el aumento de la pobreza, no dejan de sorprender por el retroceso que significan en la calidad de vida en la Argentina.

La inmersión en esos testimonios supone conocer en detalle la magnitud de la caída brutal que hoy soporta el país en sus distintos sectores. Esta realidad urge a las autoridades y a los opositores de distinto orden a esbozar planes sustentables para la recuperación de la economía, en una Nación dotada de enormes riquezas humanas y naturales, desaprovechadas desde hace años por la inconsistencia de los planes oficiales y la falta de propuestas superadoras.

Esta hora dramática de la Argentina reclama un programa de gobierno que considere la situación en toda su complejidad, y para ello nadie debería poner excusas si lo llaman a dialogar; se trate de una convocatoria nacional, como la formulada por Alberto Fernández, o local, como todavía no ha ocurrido en muchas provincias, entre ellas Formosa.

La odisea de supervivencia que atraviesan las PyMEs y sus trabajadores refleja los desafíos colectivos y obliga a un replanteo de las actitudes y los gestos políticos para recuperar la autoestima de un país que supo construir uno de los ámbitos más anhelados para la movilidad social ascendente.