Tras la reciente conmemoración del Día del Hipertenso, que se celebró el sábado último debido a que el 14/9 coincide con los valores de presión arterial que indican que una persona es hipertensa -140/90-, resulta importante mencionar datos y recomendaciones que se vinculan con la prevención de una “enfermedad silenciosa” que afecta a cada vez más personas en la Argentina.
En la actualidad, se considera que la hipertensión arterial es la principal causa de muerte y discapacidad en el mundo, y constituye el primer factor de riesgo de infarto y accidente cerebrovascular. En este marco, la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA) dio a conocer los resultados de la Campaña “Conocé y Controlá tu presión arterial 2019”, iniciativa nacional auspiciada por el Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación que midió la presión en forma gratuita y voluntaria a casi 100 mil argentinos y argentinas.
En el marco de este relevamiento, se halló que sobre 85.296 adultos con un promedio de edad de 61 años que recibieron dos mediciones espaciadas de presión arterial, el 53% tenía cifras de hipertensión, y un 26,8% de ellos no lo sabía. Del 73,2% que sí conocían su condición, pese a que la gran mayoría estaba bajo tratamiento -97%-, sólo uno de cada dos -50%- tenía su presión bien controlada. De este modo, se estableció que más de 6 de cada 10 personas con valores de hipertensión -64,4%- o bien desconocían esta condición, o conociéndola no se trataban, o pese a estar con tratamiento, no tenían bajo control su presión arterial.
Por otra parte, según las estadísticas del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación, en 2017 se produjeron en Argentina 90.222 muertes por enfermedades cardiovasculares, de las cuales más de un tercio -37,3%- pudo haberse evitado solamente teniendo la presión controlada en valores normales. En resumen, la hipertensión arterial genera 92 fallecimientos por día en nuestro país, y deja a numerosas personas con discapacidades importantes.
Por ello, la SAHA recomendó una serie de medidas, que deberían ser analizadas por las autoridades actuales y por aquellas que asuman el próximo 10 de diciembre: implementar campañas nacionales de prevención y concientización, destacando que la hipertensión es la principal causa de muerte y discapacidad; formar a la comunidad médica para que haga tomas de presión en cada contacto que tenga con un paciente; y aplicar diferentes políticas públicas que promuevan tanto una alimentación saludable como la realización de actividad física, para de ese moto evitar la ingesta excesiva de sal y el sedentarismo, dos factores que inciden en la aparición de casos de HTA.
Por lo expuesto, es recomendable pensar la salud pública de una manera integral, y acompañar ese pensamiento con medidas activas y efectivas. La propagación de casos de hipertensión arterial y de otros males es fruto no sólo del descuido de muchas personas, sino también del fracaso de políticas públicas sanitarias e incluso económicas, que influyen en las posibilidades que los ciudadanos y ciudadanas tienen de acceder a ciertos alimentos y remedios; y este escenario obliga a revisar y mejorar las decisiones gubernamentales.