Mientras muchos temen que los robots puedan ocupar puestos de trabajo o cumplir tareas propias de los humanos, se produjo el primer despido de un autómata por no atender de manera eficiente y cortés a los clientes en un supermercado de Edimburgo, Escocia.
El robot Fabio debía contestar a las preguntas de los clientes y orientarlos con corrección y gentileza. Sin embargo, la respuesta del autómata quedaba desubicada y poco útil.
Su carrera comenzó desde el inicio en caída libre, como informó el diario británico The Telegraph. El primer paso antes del despido fue una degradación de categoría: su nueva tarea estaba basada en invitar a los clientes a degustar comidas, pero tampoco allí se mostró competente con sus colegas humanos.
"Desafortunadamente las prestaciones de Fabio no eran las esperadas", dijeron al diario los propietarios del establecimiento."Las personas lo evitaban", agregaron.
"El episodio demuestra como siempre que resulta necesario programar a los robots sobre la base de las exigencias del ambiente y de las personas de su lugar de trabajo", aseguró el experto en robótica social Filippo Cavallo, de la Escuela Superior Sant'Anna de Pisa.