Una de las facetas más duras del Programa de Ingreso Ordenado y Administrado quedó en evidencia el viernes pasado al notificar sobre la autorización de regreso a la provincia a una persona que había fallecido en Resistencia hace más de cuatro meses. El último fin de semana enviaron el permiso a su familia sin advertir el fallecimiento. Error que, por otra parte, puso de manifiesto las demoras, muchas veces insostenibles, en el otorgamiento de los permisos, ya que el suboficial de policía Víctor Mallorquín -que por entonces padecía cáncer- había hecho la solicitud el 11 de junio, es decir casi cinco meses antes, adjuntando su historia clínica y explicando su delicado estado de salud y la urgencia del caso.

Evidentemente, el sistema le falló a Víctor, y le falló a su familia haciendo que vuelva sufrir la dolorosa pérdida.

Hasta aquí el lamentable suceso. Ayer, consultado por ese Diario, el ministro Jorge González pidió sinceras disculpas a la familia de Víctor Mallorquín por el error y admitió sin vueltas que el sistema de ingreso “es perfectible”, ya que no vincula automáticamente las defunciones dentro del programa.

Al igual que el gobernador de Santiago del Estero en el caso Abigail, la niña que, enferma de cáncer, fue retenida en el límite con Tucumán por la Policía y tuvo que ser cargada en brazos por su padre para poder ingresar a suelo natal, el Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID-19 hizo lo que correspondía: ofrecer disculpas públicas a los familiares.

“En nombre de todos los que trabajamos en este sistema, pedimos verdaderamente disculpas, de corazón, a la familia Mallorquín por esta situación absolutamente indeseada por la que ha pasado”, insistió el ministro.

No cabía otra cosa. Aunque algunos opinen que las disculpas no sirven y seguramente para la familia no sea suficiente, entendemos que siempre vienen bien; con el tiempo, quizás ayuden a alivianar un poco el dolor.

El diario vivir, y más en una emergencia como la que atraviesa el mundo, nos enfrenta a circunstancias que nadie pudo imaginar. Sin dudas, nos puso frente a tareas o toma de decisiones para las que nadie pudo prepararse o prever.

En las relaciones humanas, muchas veces también, se dan desencuentros que nos llevan a momentos difíciles de manejar.

Entendemos que sólo la empatía, ponerse en el lugar del sufrimiento del otro, ofrecer disculpas y en el mejor de los casos el poder aceptar esas disculpas nos da la posibilidad de encontrar alivio y paz, y así seguir adelante. Muchas veces, esto no es fácil para el ser humano, pero ello no significa que sea imposible.