Recurrentemente ciertos grupos, dirigentes de ciertos sectoresde la política, economistas, politólogos, opinólogos devenidos expertos infectólogos, recurren a razonamientos falsos e incorrectos para defender una posición en contra de medidas impuestas desde el Gobierno nacional, gobiernos provinciales y municipales y tratan de impulsar a la sociedad a romper con los protocolos sanitarios. Medidas que tienen el propósito fundamental de defender la vida y morigerar los efectos económicos y sociales de esta pandemia, reducir los efectosde un virus que trastoca todos los conceptos de convivencia en la sociedad. Una pandemia que está costando muchas vidas y cercenando proyecciones de miles de argentinos en cuanto al trabajo, al progreso y al desarrollo económico y social.
No es fácil pensar en situaciones permanentes para la subsistencia de las PyMEs. Si resultan ciertos los pronósticos sobre el cierre definitivo de 30 a 50% de PyMEs al final de esta pandemia, entonces el esfuerzo por salir adelante será antológico. No recuerdo otras crisis semejantes, porque no es comparable a la crisis del 2001, ni a la del 2008, es sólo comparable a la del 30, conocida como La Gran Depresión. Una crisis que se originó en los Estados Unidos a partir de la caída de la Bolsa de Valores de NY el 29 de Octubre de 1929, conocido como el “Martes Negro” y que se extendió rápidamente a casi todos los países del mundo. Durante casi una década, la inseguridad, la miseria y la hambruna con miles de muertes, se expandieron como una epidemia, cayendo no sólo la renta nacional, los ingresos fiscales y los precios de los commodity, sino que cerraron miles de empresas, se generó una ola incontrolable de desempleo (25 al 30%) y el comercio internacional se redujo drásticamente. Nuestros padres y abuelos nos lo recordaron siempre porque en esos años, se había producido una gran oleada inmigratoria en Argentina con ciudadanos de todo el mundo que buscaban un horizonte mejor que el que se vislumbraba en Europa principalmente. La miseria contada por ellos era conmovedora, pero tuvieron la fe, la esperanza, la constancia la perseverancia y el esfuerzo permanente para trabajar, como sea, alimentar a la familia y seguir adelante.
Creo que hay un paralelismo sorprendente entre la Gran Depresión y esta pandemia. Los efectos son similares y los perjuicios muy parecidos. Debemos tener entonces esa misma fe y mantener la esperanza en la recuperación definitiva, aun cuando el daño sea inmensurable, pero tendremos la vida y la fuerza para renacer como el Ave Fenix.
Debemos hacer caso omiso de los que pregonan la rebeldía ciudadana. Aquellos que recurren a silogismos, paralogismos para argumentar su reacción contra una situación que no le es cómoda y buscan el acompañamiento social para justificar su conducta. Instalan la duda, recusan a los funcionarios de la salud, acusan a los gobiernos de limitar las libertades e incumplen con las premisas recomendadas.
Sólo debemos tener memoria, buscar en los tiempos crisis semejantes y espejarse en ellas para no entrar en el laberinto sin salida de la incomprensión, las dudas y la desazón. Siempre podremos salir adelante, aun cuando parezca que todo se desmorona, cuando la tristeza apaga los destellos de la esperanza, tendremos un rescoldo para prender nuevamente el fuego de nuestro trabajo en las PyMEs formoseñas a favor de una sociedad que tiene la capacidad intacta para construir futuro.