Cintia Gallo tenía 22 años. Nació a unos 10 km de Río Muerto, por la ruta nacional 86, y llegó a Ingeniero Juárez para cursar sus estudios secundarios. La familia de su primo hermano, la albergó y acompañó en todo momento. Ella estaba cursando el nivel terciario para recibirse de docente. Es más, era abanderada y el próximo 14 de diciembre tendría que haber entregado la bandera que portaba con orgullo y recibir su tan anhelado título, pero no pudo ser.
En diálogo con La Mañana, el primo de Cintia comentó que ella había llegado a Juárez para estudiar. "Vivía con mi familia; estuvo con nosotros casi ocho años. Nos duele mucho su muerte, porque era una excelente persona; abanderada de la provincia y tenía que estar recibiéndose ahora de maestra. Ella tenía proyectos, sueños y en ningún momento nos cupo la idea de que ella pudiera suicidarse. No tenía problemas psicológicos, era una chica alegre, y todos los días venía a casa, compartía con mi señora, con mis hijos y jamás demostró nada, por eso no podemos creer que se haya quitado la vida".
Según el relato de este familiar -que sentía a Cintia como a una hija-, "ese sábado ella estaba haciendo grupo con su compañera y el marido la llamó, fue en moto hasta su casa para dejar el vehículo y ahí sucedió".
"Una vecina nos llamó y avisó. Fuimos y la Policía de la Provincia que estaba haciendo todo el procedimiento con dos testigos que no eran familia. Para todos, familia y amigos, hay muchas contradicciones. Incluso, en el acta de defunción figura que ella dejó de existir a las 9.30, cuando su WhatsApp lo tenía activo hasta las 10.53. Yo hablé con la Policía y me dijeron que la prueba de parafina le dio positivo a la mano de Cintia y otros me dijeron que uno le puede pasar la mano y le quedan restos de pólvora para que la prueba dé positivo", dijo acongojado.
"Te truncaron la vida.
La persona en quien más confiaste
y entregaste tu amor
te la quitó de la forma más trágica
que es imposible imaginar"
El parte policial enviado a los medios ese día daba cuenta que: "Todo ocurrió alrededor de las 13.20 del sábado 24 de noviembre, cuando se recibe un llamado a la línea de emergencias 101, informando que en una vivienda se encontraba una persona sin vida. Al sitio acudió personal de la UR-6 con asiento en Juárez, de la Comisaría y del Comando Radioeléctrico, donde se encontraron con un efectivo de la fuerza provincial que estaba visiblemente desbordado por la situación, manifestando que su pareja se efectuó un disparo con su arma reglamentaria, produciéndose el deceso".
Para este familiar, "te truncaron la vida. La persona en quien más confiaste y entregaste tu amor, te la quitó de la forma más trágica que es imposible imaginar". El cuerpo de Cintia fue trasladado hasta Río Muerto, donde hoy descansa. Su madre es de ahí "y no quiso hacer nada; dijo solo que Dios se haga cargo de esto", comentó para sumar que "el marido de Cintia es policía de Drogas Peligrosas y sabe qué hacer. Nosotros no quedamos conformes con las pericias ni con la investigación. Incluso, algunos vecinos nos comentaron que previo a oírse el disparo hubo una discusión en la casa. Personalmente hablé con los que hicieron el peritaje y dicen que ella se suicidó, pero para nosotros, familia y amigos, no fue así. Para nosotros no se quitó la vida. Pudo haber sido un accidente en el marco de una discusión, pero ella no pudo haberse disparado. Ella tenía sueños, proyectos y hasta había hecho un cuadro que decía: 'Yo me recibí de maestra'; estábamos buscando ropa para su Recepción, es decir que tenía ganas de vivir, por eso no creemos que se haya suicidado", enfatizó.
Finalmente, pidió a la Justicia provincial "que investigue en profundidad lo ocurrido; que nos traiga claridad, porque hay muchas incongruencias que nos generan dudas razonables". El juez que dispuso que en el lugar del hecho intervenga la Policía Científica para realizar las pericias, fue el de Instrucción y Correccional de la Tercera Circunscripción Judicial con asiento en Las Lomitas, el Dr. Marcelo López Picabea, y el fiscal de turno.