La estructura edilicia de la Capilla San Antonio, ubicada en el barrio homónimo de la ciudad capital, se empezó a construir en 1910 por una iniciativa de colonos italianos que para generar un presupuesto sustentable, se tuvieron que organizar en una comisión vecinal y recaudar fondos con rifas, carreras de caballos y sortija. "Dos años les llevó levantar esta iglesia donde hoy la conocemos. Recien para 1912 se celebró la primera misa y una década después, unos 4 ancianos de la población se encargaron de trasladar la imagen del santo, desde la casa del prestigioso colono Zanín hasta la capilla", ilustró el profesor de Historia, Julio Ortíz, en diálogo con la mesa periodística de La Mañana en Vivo.

Según precisó Ortíz, en aquel tiempo, donde la feligresía de los primeros pobladores empezaba a tener una mayor convocatoria con San Antonio, Formosa estaba dividida en dos: por un lado los habitantes del centro que adoraban a la virgen del Carmen y por el otro, una periferia que veneraban al nuevo santo patrono de los italianos. “Desde aquel inicio del siglo XX, la capilla sólo cambió en su entorno; la fachada histórica se mantiene tal cual se la construyó. Las inmediaciones del edificio creció en población y la religiosidad aumentó en número”, agregó.