La experiencia diaria demuestra que la inconducta de las y los automovilistas se mantiene en niveles altísimos y que en la ciudad de Formosa se ha consolidado la costumbre de violar normas elementales de tránsito.

El director de Tránsito de la Municipalidad capitalina, Orlando Ortiz, dijo en relación a ello que estacionar en lugares prohibidos “sigue siendo la falta más frecuente”. Y enumeró varias conductas irregulares en este sentido: obstaculizar las veredas; estacionar sobre la banda amarilla o en las paradas de colectivos; invadir el acceso a las rampas para personas con discapacidad, invadir parterres privados, “entre otras tantas”.

“Entre otras tantas”, y sin menoscabar las puntualizadas, podemos agregar una de las infracciones más comunes en nuestro medio: el estacionamiento en doble fila. Esto, por supuesto, genera serias complicaciones en todo el tránsito vehicular, especialmente en el microcentro, donde estacionar como indican las normas se ha convertido, hace años ya, en una misión prácticamente imposible.

Los autos y camionetas en doble fila son una imagen constante no sólo a la salida de las escuelas públicas y colegios privados de la zona céntrica; también se puede observar frente a los centros de salud y delante de casas de comida cuyos clientes/as -en el apuro por retirar sus viandas en el trayecto del trabajo a casa- no trepidan en dejar en cualquier parte sus vehículos, muchas veces, incluso, frente al ingreso de las cocheras vecinas, situación ésta que genera frecuentes altercados.

La confirmación por parte de una voz oficial de que el mal estacionamiento es la infracción de tránsito que más se reitera a diario en Formosa nos permite avanzar en el análisis de una problemática que La Mañana viene advirtiendo hace mucho tiempo.

No es un atenuante para las y los infractores, pero el gravísimo problema de la falta de espacios para estacionar es, sin duda, una de las principales causas del aumento de la infracción que lidera el ránking. Corresponde sancionar las faltas de tránsito -entre ellas, por supuesto, el estacionamiento indebido-, pero también es necesario idear estrategias que por lo menos traigan un paliativo a mediano plazo.

Es cierto que en este fenómeno también influye un hábito muy arraigado entre las y los formoseños: el de querer estacionar siempre frente al lugar al que concurren, sea el trabajo, un banco, una oficina pública, una farmacia… y hasta las puertas mismas de la sede del culto que practican (las veredas que rodean a la parroquia Don Bosco pueden dar testimonio).

La invasión de espacios en los que no está permitido estacionar se ha convertido en parte de la cultura vernácula. Hasta los inspectores/as de tránsito creen que es así, por lo tanto no labran a diario todas las actas que correspondería labrar. Si lo hicieran, esta infracción le sacaría mucha más distancia al resto.

En definitiva, la estrategia no se debería agotar en una política represiva de las infracciones, aunque está bien que eso se haga. Si no se atacan las causas, las multas por mal estacionamiento seguirán creciendo sin solución a la vista.