CLORINDA (de n/agencia) - Una persona que se movilizaba en silla de ruedas debió ser auxiliada por varios transeúntes para bajar de la costanera, por una deteriorada rampa que une a la calle Corrientes con el paseo ribereño. Esta situación dejó en evidencia, una vez más, la falta de una rampa para que permita a las personas con movilidad reducida sortear los controles de Migraciones y Aduanas, entre Clorinda y Nanawa.
Entonces, la guardia de Gendarmería indica a las personas en silla de ruedas y sus acompañantes que deben desplazarse por la costanera durante unos cien metros, para bajar por calle Corrientes, donde existe una rampa que se encuentra en muy malas condiciones.
Estas son las penurias que deben soportar las personas con discapacidad por falta de una respuesta de las reparticiones nacionales, como la Aduana y Migraciones, de simplificarle la vida a las personas con movilidad reducida o impedimentos físicos para subir o bajar más de 10 gradas que separan las ventanillas de controles de la calzada de la costanera o la pasarela.