Ante la necesidad de evitar contagios masivos de COVID-19, desde fines de marzo en la Argentina se tomaron medidas que replantearon la manera de vivir en comunidad. La incertidumbre por una situación que parece no tener fin, provoca diversas reacciones en el ánimo de las personas.

En diálogo con La Mañana, Alejandro Linares, Dr. en Ciencias Sociales e Investigador del CONICET, advirtió que “perder el control” de la rutina que se llevó por mucho tiempo provoca ciertas inseguridades en la población y hace difícil llevar a la práctica las medidas colectivas determinadas por el Gobierno.

En primer lugar, afirmó que hay varios factores que inciden en este momento y que “presionan” para no terminar de comprender del todo o de también cumplir con las medidas. “Uno podría prestar atención en lo intempestivo que fue toda la serie de restricciones a la vida diaria y como todo esto nos sacó de la normalidad”, señaló.

“Todos necesitamos cierta normalidad para vivir con mayor tranquilidad. Pasa en cualquier sociedad y obviamente todos necesitamos una rutina que haga la vida más estable”, explicó, y añadió que esto “nos saca ansiedades e inseguridades”.

Asimismo, en el caso de la pandemia del nuevo coronavirus, Linares especificó que los resultados no son siempre todos palpables para la sociedad y esto hace que se pueda “decaer” en este proceso de cuidarse y cuidar a los demás.

“Uno dice, si hay pocos contagios para qué nos vamos a seguir cuidando. Pero no permite ver muchas veces que esos pocos contagios fueron justamente por todas las medidas previas”, ejemplificó. Y agregó que “es difícil para la sociedad terminar de comprender el fenómeno y de llevarlo a la práctica”.

Según el especialista, otro factor importante es la extensión de esta medida en el tiempo y generalmente los seres humanos necesitan ponerle un fin al tiempo de ciertas situaciones. Al contar con la posibilidad de tener una fecha límite, trae cierto hastío, intranquilidad y ansiedad.

“La gente no sabe cuándo va poder volver a hacer eso que hacía o volver a ver a sus familiares que están lejos. Esa imposibilidad de ver un horizonte es dificultosa, porque uno naturalmente no está acostumbrado a este tipo de vida”, manifestó a este matutino.

Para Linares, en este punto, que no sucedan las cosas es una consecuencia positiva. “Uno hace cosas para ver un resultado. Pero en este caso es ciertamente invisible, hacemos todo esto para que no haya casos. Uno no le ve, el problema es que verlo, sería el resultado negativo. Y es muy difícil de verlo socialmente”, profundizó.

“Si bien hasta el momento hay casos y cada tanto aparecen algunos, hay una suerte de hasta el momento un resultado colectivo positivo que hay que hacerlo ver; poder verlo también es importante”, declaró.

RESTRICCIÓN Y SANCIONES

Por otra parte, el Dr. investigador del CONICET argumentó que el ser humano hace muchas cosas que no están dadas por la naturaleza, pero que la cultura le inculcó, como así también tomó ciertas restricciones morales y de ética. Pero estas limitaciones son nuevas.

“Hay un componente que es muy propio de nuestras sociedades que es cierto individualismo, la dificultad de pensar que lo que hacemos lo hacemos no sólo por nuestro bien, sino que lo estamos haciendo para cuidar a otros. Y esa gestión colectiva de la situación no siempre es vista y valorada por cada individuo”, cerró.

^{(*) Alejandro Linares es formoseño, licenciado en Ciencias de la Comunicación, magíster en Comunicación y Cultura, y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA). becario postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en el Instituto de Estudios sobre América Latina y el Caribe (IEALC) de la UBA. Docente en la Universidad Nacional de La Pampa.}