Medios nacionales informaron que, según un estudio de la Fundación UADE y Voices!, el 82% de la población de la Argentina dice utilizar dinero en efectivo para sus gastos cotidianos. Como contrapartida, sólo el 21% reveló darle un uso frecuente a las tarjetas de débito y otro 13% a las de crédito.

El 7% restante correspondió al uso de otros tipos de medios de pago electrónico, algunos de los cuales hoy son vanguardia en varios países. Otro dato de este estudio es que la mitad de los argentinos y argentinas no operan con bancos, pese a tener una cuenta bancaria habilitada.

En lo concerniente a este tema, el ingeniero Manuel Solanet, director de Políticas Públicas de la fundación “Libertad y Progreso”, aseguró a La Mañana que la Argentina es “un caso especial en muchos aspectos”, y que en nuestro país, a diferencia de lo que se observa en otras naciones, el uso del dinero bancario y la utilización del dinero electrónico son “muy limitados”.

Para el profesional, existe en la mayor parte de la población una “falta de educación financiera” y también un marcado temor a los efectos de la inflación y al futuro de los depósitos bancarios, luego de épocas en las cuales hubo diferentes conflictos en torno a los montos depositados en las entidades bancarias.

“A la gente no le gusta tener depósitos en los bancos. Siempre hay un riesgo, que la ciudadanía vivió en otras épocas: que no sólo se desvalorice el depósito efectuado en la moneda nacional sino que también cualquier monto depositado en alguna moneda extranjera sea convertido de oficio en pesos y a una tasa de cambio que no sea la que corresponde”, explicó Solanet a este diario.

“El sistema bancario sufre las consecuencias de una mala historia, que no se resuelve con un ‘cepo’ cambiario. Las restricciones cambiarias acrecientan la sospecha de que no conviene dejar el dinero en manos de terceros”, agregó.