Todos conocemos, por lo menos los mayores, qué es un reflejo condicionado desarrollado por Iván Pávlov durante 34 años, al principio del siglo XX. Se denomina así a “un comportamiento que se produce en respuesta a un estímulo que no ocurría de manera natural, y que debe ser aprendido por el individuo asociando a un estímulo neutro un estímulo fuerte. Un estímulo fuerte es uno que no requiere ningún aprendizaje o condicionamiento para producir una respuesta”. (Wikipedia)
Hay muchos otros conceptos sobre este tema, que no es menester desarrollar en este escrito porque pertenecen a una rama de la ciencia que no conozco. Pero sí lo que podemos hacer es asociar algunas actitudes de personajes, grupos y/o sectores del espectro político, empresarial, de multimedios y hasta actores sociales, con los sucesos complejos que vivimos a estas horas en Argentina y el mundo, con respuestas de esos colectivos que suenan a reflejos condicionados, sin la meditación y reflexión necesaria para no provocar males mayores. Pávlov lo denominaba “secreción psíquica”, porque era inherente al estímulo que recibía el cerebro sobre actitudes repetidas en el comportamiento animal.
Pareciera ser que el Presidente de la Nación habla y resuelve políticas para una Argentina que da la sensación que resulta indiferente a la gravísima pandemia que estamos atravesando, que suma al deterioro provocado por el Gobierno anterior, que no sólo primarizó la economía, sino que dejó una “hermosa herencia” de una deuda histórica medida en tiempo vs monto de deuda contraída.
Todos los informes resultan en caídas, comparativamente. La tasa de actividad en el segundo semestre se situó en 38,4% (47,7% en el 2019), la tasa de empleo en 33,4% (42,6% Idem 2019) y la desocupación en 13,1% (10,6%), según el informe del INDEC, que mide el impacto que tiene la pandemia sobre la dinámica de la producción, el comercio y el consumo. Luego de varios años de niveles muy bajos de desempeño económico, la caída actual significa el mayor derrumbe en toda la historia de nuestro país. La caída fue de 19,1% interanual en este primer semestre, superior a la caída del 2001/2002.
Un buen dato a tener en cuenta es que la capacidad instalada industrial PyME, según CAME, subió por cuarto mes consecutivo a 62,6% desde el 58,3% en julio, mostrando el mejor resultado desde el inicio de la cuarentena. No obstante, la producción de PyMEs industriales cayó 10,8% en agosto comparado con igual período del año pasado.
La caída es muy importante y a pesar de los esfuerzos financieros y una mayor apertura social, con mayor dinámica laboral, el consumo se resiente y las pérdidas en las PyMEs regionales se siguen acumulando. Ya quedan pocas “espaldas” y cada vez menores energías para seguir empujando este carro empantanado en caminos cenagosos por la pandemia y la recesión mundial.
A cada gesto político del Gobierno, en cada instrumento y herramienta económicos, en cada palabra dicha, surge como acto reflejo la reacción desmedida de grupos políticos que pareciera no han entendido que el mundo está bajo los efectos dramáticos de una de la mayores crisis sanitarias y ambientales de la historia de la humanidad. Desde las PyMEs, pedimos que todos juntos se enfoquen en articular las políticas para una Argentina en crecimiento, pospandemia, donde podamos volver a construir un país más justo, más igualitario, más equilibrado y mucho más inclusivo.