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EL DISCURSO DE LA ANTIPOLÍTICA: LOS LIBERALES CONTRAATACAN

Una columna de opinión de Mario Brignole



Ahora resulta que los problemas económicos en la Argentina son culpa de los gastos de la política y del excesivo gasto público.

Hemos visto en los medios masivos un desfile de voceros del modelo liberal, atribuyendo la culpa de la crisis económica del país, a los costos de mantener la estructura de la democracia y porque el gasto público del Estado es excesivo, ampliando la responsabilidad además a que tenemos demasiados impuestos vigentes.

La tercera experiencia histórica del nuevo liberalismo (Neo-Liberalismo) desde la segunda mitad del siglo XX ha dejado la patria arrasada.

Hace 4 años, en este diario sostuve que el modelo liberal de Macri nos llevaría a este desastre, lo decía basado en que:

*Desfinanció al Estado: le quitó ingresos por más de 26 mil millones de dólares al año, al bajar las retenciones al agro y la minería, al bajar el impuesto a la riqueza (del 1,25 al 0,25%), al bajar las cargas patronales que desfinancian al fondo de jubilaciones y permitirles a las cinco exportadoras de cereales no liquidar en Argentina los dólares de la exportación.

*Liberó el dólar, siendo un país con escasas divisas constantes y una cultura dolarizada que a poco de andar llevaría a las devaluaciones. Recordemos que pasamos de un dólar a $ 10 a un dólar de $ 63.

*Abrió las importaciones que acabarían destruyendo la industria nacional, con más de 24.000 PyMEs cerradas y que dejaron sin trabajo a cientos de miles de compatriotas.

*Estableció el libre mercado, en una economía manejada por monopolios, que llevaría a un abuso de los formadores de precios, que destruyó el poder adquisitivo del pueblo argentino.

* Dolarizó las tarifas de servicios públicos: la energía eléctrica es buen ejemplo. Con aumentos del 2.600% liquidaron a las familias y generaron costos que las PyMEs no pudieron sostener.

*Volvió la patria financiera: festival de Leliq y otros engendros impagables, y tomó más de 100 mil millones de dólares, que al toque se fugaron del país.

Pero los voceros del sistema, que durante esos 4 años cantaron loas al modelo y nada de esto criticaron, ahora sostienen que el problema son los gastos de la política.

¿De qué hablan cuando hablan del gasto político y de bajar el gasto público? Si bien es cierto que irrita comprobar que nuestros legisladores tienen hasta 80 asesores rentados (como un senador muy conocido por los formoseños) o que Carrió factura más por pasajes de avión libres que no usa pero cobra, que por el sueldo que le corresponde; la verdad es que aún así, sobre el presupuesto de gastos del Estado representa una ínfima cifra que no mueve el amperímetro.

¿Y cuando hablan de bajar el gasto público? Tras 4 años de echar empleados (la grasa militante), la planta de personal del Estado ya es más que pobre y flaca.

Para bajar aún más el gasto público debería el Estado empezar a echar maestros, policías, militares, a los empleados de Vialidad, SENASA, etc. Tras el feroz ajuste que aplicó Macri, estos tipos piden aún más ajuste.

Si bien para el modelo liberal lo ideal es reducir el Estado a su mínima expresión, y que desaparezca la educación pública y la salud pública y gratuita, me parece que a la inmensa mayoría de los argentinos, con ingresos que apenas llegan a cubrir la canasta básica (hoy a casi $ 39.000), mal podríamos mandar a nuestros hijos a escuelas privadas o acceder a obras sociales prepagas.

Se quejan de que el 60/70% del gasto estatal se va en lo social, pero no cuentan que el sistema previsional (jubilaciones) se autofinancia con nuestros aportes en más del 62%; y que si no existiera una red social como la AUH , el país habría estallado en una espiral de violencia como Chile y muchos países de Latinoamérica.

¿Quiénes son estos voceros liberales? ¿De qué viven? ¿Para quiénes trabajan? Ya los vimos actuar tras la crisis posterior a la caída de De la Rúa (el segundo fracaso del modelo liberal) cuando eran invitados fijos de los programas de Clarin, y lograron imponer en la opinión pública el “que se vayan todos”. Sin discutir su validez, fue la cortina de humo perfecta para ocultar que esa crisis (como esta crisis) era la consecuencia natural e inevitable del modelo, donde se opera una transferencia de riqueza fenomenal a los sectores concentrados, porque a río revuelto, ganancia de pescadores.

Porque esta es la verdad que intentan ocultar con estos planteos: la crisis no es otra cosa que el resultado del modelo. Y no todos pierden…perdemos la gran mayoría del pueblo argentino; pero hay sectores que acumulan riqueza a costa de ella. Los bancos hicieron ganancias fabulosas con Macri, las energéticas lograron rentabilidad extraordinaria; las exportadoras de granos la juntaron con palas.

Estos sectores son los que financian a estos voceros.

Trabajan para sus empresas como consultores, y por lo mismo les facilitan el acceso a los programas de los medios hegemónicos que son parte del sistema.

En el 2001 lograron que los argentinos nos enfocáramos en la clase política como únicos responsables de la crisis; de allí que el “que se vayan todos” debe computarse como una victoria del poder dominante, que sirvió luego para que en el 2015, una sociedad manipulada por los medios y sus enunciados permita que llegue Macri y con él, de nuevo el nefasto modelo. Sin uno, no habría existido lo otro.

Se quejan de que hay muchos impuestos los voceros de las empresas que facturan el 40% de sus operaciones en negro, que luego evaden pasándose al dólar y fugándolos del país, como el propio presidente Macri. En este período se fugaron 88 mil millones de dólares, y hay más de 330 mil millones en el exterior como fruto de esta evasión que no es obra ni de los trabajadores ni de la clase media.

La verdad de la milanesa es que la crisis que vivimos tiene un responsable único y excluyente: la aplicación de un modelo, de un gobierno de ricos que actúa para que los ricos se hagan aún más ricos. Claro, en la ecuación lo que se suma en algún lugar, se resta en otro. Por eso la inmensa mayoría del pueblo es cada vez más pobre, con un poder adquisitivo cada vez menor.

Y debemos decirlo en voz alta, porque sino la repetición de estos mensajes confunde a nuestro pueblo. No vaya a ser que nuestros compatriotas compren de nuevo este discurso y terminemos culpándonos de ser pobres. Que en esto, como dice el refrán, el que calla, otorga.



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