Este lunes, después de casi medio siglo, cerró sus puertas el mítico café bar Cascote y, con ello, Formosa pierde a otro de los íconos de su paisaje urbano, sede de grandes charlas y del encuentro social.
Más allá de la nota de nostalgia, también 15 trabajadores quedaron sin su fuente laboral de manera repentina, porque más allá de los rumores que anticipaban este desenlace, aseguraron a La Mañana que nunca fueron notificados. Daniel Fernández, encargado del local, aseguró que los empleados que llegaron a cubrir el turno tarde ayer ya se encontraron con las puertas cerradas con candado y el cartel que anunciaba su cierre definitivo. A este letrero, ellos le agregaron otros con lo que casi es un ruego: “Cascote no se vende”. Lo cierto es que, efectivamente, el tradicional bar formoseño ya no funcionará y, según se afirma, la tradicional esquina se volverá sede de una franquicia, como alguna vez ocurrió con Ser San, hoy convertido en una sucursal de una red de farmacias.
“Nos echaron sin goce de haberes, sin aviso, nada. Cerramos a las 4 de la tarde, volvimos a las 5 y encontramos todo cerrado, como pueden ver, de manera intempestiva. Eso lo hizo la dueña”, relató Fernández, quien ya se encontraba junto a otros trabajadores para manifestarse en la esquina de 25 de Mayo y Moreno. Dijo que todos deberán recurrir a la Justicia, debido a que el cierre -y consecuente despido- se dio sin aviso legal ni firmar ningún tipo de documento.
“Todo lo que se sabía del cierre era por rumores. Hace tres semanas, en una reunión, le preguntamos qué iba a pasar y nos dijo que no iba a indemnizar a nadie. Trabajamos igual, pero nunca accedió a arreglar o darnos algo económicamente para sostenernos”, agregó.
Visiblemente quebrado y con lágrimas, exigió que se les pague la indemnización correspondiente por los años trabajados. En otro orden, se mostró contrariado de que el gremio del sector gastronómico, al que comunicaron esta novedad, no haya estado en el lugar acompañándolos en el momento en que quedaron sin trabajo. “Ya deberían estar acá”, lamentó.
Historia
La página de Facebook Te Cuento Formosa recordó que durante la década de los ’70, en esa esquina de 25 de Mayo y Moreno, había una zapatería llamada Roxana, perteneciente al Sr. Vázquez, y a continuación sobre la avenida, una casa que vendió bombones, caramelos, masas y café de “la señora de Chera”, denominada Suiza. Fue precisamente en ese lugar donde abrió inicialmente sus puertas la confitería Cascote, perteneciente a “Peto” Chera en el año 1976.
En esa época, en Rivadavia al 500, funcionó una casa de comidas con el nombre comercial Mi Komida, de los mismos dueños. Un perro callejero al que llamaron Rayuela, diariamente paraba en ese negocio y jugaba a recoger los palos o los cascotes que le arrojaban, para luego devolverlos. A raíz del cariño hacia el perro, se eligió el nombre de Cascote para la confitería que se inauguró. Rápidamente, se puso de moda y en 1978, decidieron ampliar el local hacia la esquina.
Fueron muchos los comensales que se hicieron rápidamente habitués, llegando “tener” sus propias mesas reservadas: Negro Gutnisky, Di Biase, “Micki” Rave, el “Negro” de Paoli, Cote Vrsalovic, Sergio Benítez Femenía, Raffo, Marcial Mántaras, Carlos H. Cubillas, los urólogos Santucho y Jorge Diez, el bancario “Baby” Bofferon, el turco Jure, Gato Alfieri, Bocha Aramburu, Chachin Martínez, el Gordo Acosta. Miembros de la Cámara de Libreros, Juan C. Anchea, Tati Cerquand, Chuli Omil, Buby Glaubler Sandoval y Elías Salom. También Egildo Tassone, que a partir de la rutina, se colocó como homenaje una planchuela con su nombre grabado, en “su” mesa de siempre.
Muchos fueron los que trabajaron allí: Vicente Fernández, el “Gordo” Arévalo, Epifanio, Antonio, Crisanto Rivarola, Rafael, Mario, Pato Verá, Ramírez, Carlitos, Ramón Jure, Cantero, el Polaco, Felipe y Toto el cadete. Muchos fueron los comensales que se sentaron a sus mesas a cotejar opiniones, tratando de que el tiempo se detenga, en ese ritual donde la amistad se afianza.
Estas escenas quedarán ya en fotos y en el recuerdo de quienes pasaron por sus mesas. Cascote pasó al terreno de la nostalgia, como alguna vez Ser-San, que se ubicaba apenas enfrente, y tantos otros reductos que supieron cobijar los proyectos, sueños, historias y algún que otro delirio de los formoseños.