El domingo 24 de septiembre se realizó en la Biblioteca Simonotto un encuentro de poesía de jóvenes para jóvenes, o por lo menos así lo manifestaba el flyer de circulación del evento. La tarea de Marcos López, el organizador del ciclo, fue bastante prosaica. En primer lugar, estableció una convocatoria a lxs poetas bastante escueta a través de un mensaje de WhatsApp que circulaba por los grupos de literatura de la ciudad y, en segundo lugar, optó por artistas desconodidxs dentro del campo de la literatura. Fueron cuatro los poetas seleccionados para esta edición. En el ámbito literario, el término “seleccionar” tiene quizás connotaciones más del orden del canon. En el caso de “Vuvalú”, la selección vino más por el lado de mostrar distintos tipos de poéticas que configuran la literatura formoseña, una literatura más reciente, más novel. Tenemos como ejemplo a María Florencia Sosa, una de las poetas invitadas, la cual leyó por primera vez sus poemas en público en este evento, o Santiago Eliasile, que lo hizo por segunda vez, pero la primera fue recientemente, en el “Lolla” Vol. 3.

Generalmente, hasta en los ciclos underground, estamos acostumbrados a ver a autores consagrados, como Víctor Zárate, quien participa en el “Lolla” o en el “Formohumedal”. Sin embargo, la apuesta de Marcos López por autores totalmente anónimos fue aun más aguerrida y valiente en ese sentido, logrando inclusive que no se pudiera percibir en ningún momento que este fue su debut organizando eventos poéticos.

El público asistente al primer "Vuvalú".

El ciclo arrancó con la puntualidad propia de los artistas y se desarrolló con la participación individual de los escritores, que ofrecieron un material original, variado y de propia autoría. El evento tuvo una dinámica muy exitosa, que consistió en realizar una pausa de música entre poeta y poeta, períodos en los que el público aprovechó para distenderse, servirse una merienda, conversar e inclusive acercarse a lxs artistas para intercambiar impresiones con ellxs acerca de sus escritos. Además, en las diferentes mesas del público se encontraban papeles en blanco, con los que se realizó un gran cadáver exquisito por parte de todxs lxs presentes.
Inició el ciclo Alejandro Gabbaza, más conocido como Ocho, y recitó una gran multiplicidad de escritos, demostrando una versatilidad a la hora de adoptar estructuras pero siempre primando la ternura que lo caracteriza, con sus recursos y un poco del dulzor de su birome, sacó lágrimas en momentos culminantes de su lectura, como por ejemplo cuando leyó la carta a su abuela o cuando dedicó un escrito a su compañera de muchos años.

Luego recitó Sofía Medina, siendo la más experimentada entre lxs artistas que se presentaron en este evento y desde una pluma con mayor claridad conceptual, lo cual también se debe a que es Profesora en Letras. Ella tuvo su momento más íntimo cuando leyó “Tres pájaros sin imagen”, obra en la cual narra una infancia en la que, por diversas vicisitudes, como ser mudanzas e inundaciones, perdió fotos de su niñez que retrataban y documentaban cómo creció en su pueblo junto a sus hermanos.

Marcos López, junto a los poetas del primer ciclo de "Vuvalú".

Posteriormente, leyó Florencia Sosa, una artista multidisciplinaria y muy prometedora que ya ha publicado un fanzine recopilando sus escritos y expuso un estilo muy fresco y distinto a lo visto anteriormente, que también gozaba de heterogeneidad. Si bien fue su primer evento compartiendo sus obras, no se notaron sus nervios.

Aunque su estilo y calidad son admirables, su punto más alto fue cómo recitó sus textos; con una voz cargada de armonía y emociones, expresó su lucha con la ansiedad social y la vulnerabilidad que la atravesaba, la cual no se observó en ningún momento, pero se apreció que lo enunciara demostrando su valentía y necesidad de darse a conocer y compartir sus poemas al público.

Con posterioridad, hubo un receso en el cual se proyectó el corto animado de origen portugués “La gata y la luna”. En la animación, realizada en blanco y negro, se puede observar la historia de un animal que aspiró a alcanzar lo imposible, para lo cual utilizó su juventud y sus fuerzas, no pudiendo llegar nunca a ella y quizás desperdiciando sus mejores años. La proyección de este corto fue elemental, ya que a través de la estética de la imagen se encuentra una moraleja muy profunda y acorde al manifiesto literatura joven para jóvenes.

Santiago Eliasile, recitando sus poemas.

Siguió el turno de otro escritor, y el corto mostrado anteriormente creó el clima ideal para lo que se venía. Santi Eliasile compartió sus “Pensamientos peculiares”, una serie de breves escritos que sirven de catarsis para librarnos de esas ideas que nos incomodan y no quieren irse. Con un estilo cargado de oscuridad y escribiendo prosas de corta duración pero con alta densidad semántica, logró conmover a miembros del público que se acercaron hasta él y le manifestaron sentirse identificadxs con su poética.

Para finalizar el ciclo de lectura, leyó sus obras Marcos López, el organizador del espacio, el cual repartió al público “Textos efímeros”, un fanzine con sus dibujos y escritos.

La jornada finalizó con la lectura del cadáver exquisito hecho por el público y hubo un agradecimiento especial para la gente del lugar, que acogió a lxs poetas con mucha amabilidad y sin realizar imposiciones por ser dueños de casa, sino más bien siendo afectuosos anfitriones que dispusieron de su espacio, tiempo y las facilidades necesarias para que el ciclo sea un éxito y se redondee un día donde las palabras fueron la estrella principal.

Con “Vuvalú”, se puede afirmar con entusiasmo y certeza que la literatura joven formoseña es muy creativa y fresca, no sólo al momento de escribir sino también al momento de gestionar, organizar y hacer cultura, siempre desde la autogestión y el deseo profundo de ser leídos y compartir junto a otrxs su arte.

Marcos López, organizador del "Vuvalú", junto a Sofía Medina, poeta invitada del primer ciclo.