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Desarrollo Humano

¿Cómo reconocer si estoy sufriendo estrés?

Una columna de Tona Galvaliz



“La salud es como el dinero, nunca tenemos una idea real de su valor hasta que lo perdemos”. Josh Billings

¿Qué es el estrés?

Cuando pensamos en el estrés, inevitablemente lo asociamos a algo negativo. Sin embargo, en sí mismo no es malo. De hecho, en general nos ayuda a afrontar mejor los problemas diarios poniendo en marcha nuestros recursos.

El estrés es un proceso natural que se produce cuando tenemos un exceso de demanda frente a las herramientas que disponemos; y nuestro organismo se activa con el fin de generar más recursos para atender esas necesidades más rápido y mejor.

Mantenernos activos, hacer cosas con una cierta dinámica y aceleración es positivo, está bien si después nos recuperamos y descansamos.

El problema es que nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan parar, reponerse después de un sobreesfuerzo, y si no lo hacemos, entonces se empiezan a producir problemas de adaptación, que implican fallos de los sistemas biológicos, psicológicos, emocionales, energéticos, que antes funcionaban bien.

Existe un estrés bueno y otro malo.

Mediante el estrés bueno, aprendemos, incorporamos nuevas actividades, conocimientos y asumimos desafíos y riesgos medibles.

Por ejemplo, cuando vamos al gimnasio, allí con acciones más agiles y rápidas por el tipo de movimientos aumentamos nuestra tensión muscular, nos sobreesforzamos y asumimos mayores retos sincronizados; estas actividades, a pesar del cansancio, sudoración y agotamiento del momento, nos producen placer, nos estimulan, nos sentimos más eufóricos, alegres y nos hacen sentir bien.

El estrés malo es cuando todo nuestro ser se esfuerza demasiado y no le dejamos tiempo para su recuperación, ocasionándonos tensiones y emociones negativas.

Las emociones y las conductas influyen en el bienestar y el desarrollo personal. Por ejemplo: las funciones ejecutivas funcionan mejor con un poco de estrés del bueno (Acción con Tensión Estimulante Motivadora), pero cuando estamos agotados, el efecto se invierte y nuestras capacidades se bloquean.

¿Qué es el estrés emocional?

Es una reacción natural de nuestro organismo frente a situaciones en las que percibimos la sensación de algún tipo de amenaza. Ocurre en momentos impredecibles y difíciles, en que cada ser humano reacciona de manera diferente a las circunstancias, cuando se experimenta algún tipo de peligro inminente.

Nuestro cerebro no cuestiona ni verifica si lo que estamos creyendo o sintiendo es verdadero o falso, o si es algo real o imaginario: le da igual.

Todo tirante y nerviosismo en aumento acrecientan el estrés emocional.

Existen posibles causas de estrés emocional: por ejemplo, cuando enfrentamos la muerte o enfermedad de un ser querido, problemas de pareja, familiares, malestar laboral, inconvenientes económicos, dificultades de convivencia, baja autoconfianza y estima personal, relaciones vinculares tóxicas y relaciones sociales deficitarias, desorden general, insatisfacciones en expectativas; mucha exigencia en poco tiempo, pretensiones sin que las condiciones estén dadas, climas tensos y desfavorables en el trabajo, el colegio, la oficina, la organización, etc.

Somos seres sistémicos, todo está relacionado con todo en nuestro ser: nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestro mundo de conversaciones e interpretaciones a través del lenguaje y nuestro entorno.

¿Cómo reconocer si estoy atravesando estrés emocional?

Algunos síntomas podrían ser dolor de cabeza, mareos, problemas digestivos, dolores musculares, afecciones en la piel, resfríos, aumento de los niveles de colesterol o hipertensión, insomnio, nerviosismo, enfermedades autoinmunes, falta de concentración, confusión, irritabilidad, disminución del apetito, voracidad-compulsión alimentaria, indigestión, manos sudorosas y frías, fatiga, dolor de espalda y nuca, apretar las mandíbulas, disfunción sexual, trastorno del sueño, olvido, dificultad para tomar decisiones, estado de ánimo cambiante, maltrato a los demás, pensamientos negativos recurrentes, irritabilidad, depresión, manifestaciones de rabia, enfado, indignación, tristeza, sentimiento de pérdida, desamparo o indefensión, asco, repugnancia, odio, vergüenza, degradación, culpa, responsabilidad, apatía, aburrimiento, desinterés, frialdad, etc.

Cuando el estrés se prolonga en el tiempo, la salud se deteriora constantemente.

Si no se resuelve “la causa” que dio origen al estrés, inevitablemente se seguirá teniendo una salud endeble. Identificar el origen del problema es el primer paso hacia la solución.

Recomiendo pedir ayuda, ordenar y jerarquizar la vida, acudir al médico, solicitar consultoría psicológica especializada, tomar sesiones de counseling, coaching o biodecodificación, realizar actividad física, sumar algunas otras prácticas holísticas alternativas y espirituales beneficiosas para vencer al estrés, recuperar la paz mental y emocional, etc.

Resolver el síntoma no resuelve la causa.

Te mando un beso inmenso. TG.

IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor –Logoterapia - Biodecodificación - Coaching Ontológico y Sistémico – Speaker - PNL - Coaching WingWave - Escritora Columnista - Desarrollo Humano personal y organizacional.



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