En los hechos cotidianos de una Argentina medularmente contradictoria, aparecen personas, grupos, sectores que reclaman por situaciones causadas por esta nueva realidad provocada por la pandemia y lo hacen desde posiciones de fuerza, cuando lo prudente y razonable en esta crisis sanitaria y económica sería consensuar, acordar, morigerar las actitudes y principalmente las declaraciones públicas. Hay un revés de la trama, en la cual no todo lo que se muestra es verdad ni la verdad es absoluta.
Releyendo El Revés de la Trama, del escritor británico Graham Greene (El Tren a Estambul, Campo de Batalla, Los Caminos sin Ley, etc.), uno puede extraer la esencia de situaciones que describe Greene en su estadía en África como funcionario británico, con un realismo que nos transmite las mismas sensaciones que el autor, al cual recomiendo leer.
Tribulaciones, dudas, discriminación, racismo y dominación son temas recurrentes en la historia narrada. Un África dominada, expoliada y sacrificada por las grandes potencias como fuente de recursos minerales, forestales y humanos alimentando una esclavitud por siglos.
Por aquí también tenemos profundas divergencias que nos separan a los argentinos, en tiempos en que los intereses políticos partidarios debieran dejarse de lado, sobreponer el interés general al particular y/o de grupos, y coincidir en las grandes cosas de las cuales nos tenemos que ocupar.
En esta pandemia no hay verdades absolutas, hay ciertas certezas obtenidas por la praxis, pero no se llega al conocimiento profundo del desarrollo, circulación y contagio del virus. Todo lo demás es un aprendizaje forzoso, que tiene en la vacuna su meta más ambiciosa. Pero aparecen los personajes de la política convertidos en “nuevos infectólogos y/o epidemiólogos”, opinando sobre libertades, democracia y economía, incitando a la gente a salir a las calles en contra de las decisiones de los gobiernos nacional, provinciales y municipales, que tienen el sustento de las opiniones de expertos en el tema. Mientras tanto, las PyMEs naufragamos en aguas cada vez más turbulentas.
Las inquietudes de la gente, la angustia de los empresarios que no pueden trabajar, de los que han perdido su trabajo, de los que están distanciados de la familia y no pueden regresar, son campo propicio para sembrar discordia, generar broncas y discutir las medidas impuestas. Claro que no es fácil sobrellevar esta situación cuando se pierden tantas cosas, pero a pesar de todo, creo que estamos transitando por el mejor camino, el de la prudencia, el del distanciamiento social, de la prevención y el cuidado extremo.
Muchas serán las pérdidas, no será fácil el camino de la reconstrucción, pero valdrá la pena hacer todos los esfuerzos para revertir esta trama arrevesada que nos pone en jaque como sociedad y nos revela nuevos objetivos, desafíos nuevos de una nueva realidad. Las PyMEs conformamos ese bastión irreductible que, a pesar de perder algunos torreones, mantenemos el núcleo de nuestra fuerza intacta para volver a empezar.
El revés de la trama o la disposición de los factores que conjuran para la existencia de la crisis, es para nosotros ver el otro lado de la devastación, de la crisis profunda y de las pérdidas provocadas, para levantarnos sobre ellas para edificar un futuro de propuestas superadoras de la mediocridad de pensamiento de algunos sectores, para construir un mundo mejor para todos.