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Sobre el suplemento cultural de La Mañana: rasgos, trayectoria y proyecciones

Tras haberse celebrado un año del inicio de Cronopio, la doctora en Letras María Ester Gorleri de Evans analiza la historia y el presente de esta publicación cultural en un texto exclusivo



EXCLUSIVO ANIVERSARIO

El suplemento cultural del diario, que supo tener diferentes denominaciones y etapas en su trayectoria, atravesó momentos de relevancia para sus lectores asiduos y atentos a la difusión cultural en los ochenta y noventa en particular.

Con notable dedicación y acertadas intervenciones, supo darle brillo María del Carmen Nucci como responsable de sus páginas, que esperábamos con deleite. Después ocuparon un espacio importante y responsable Jorge Chacoma y, más tarde, Marina Carabajal. Todos ellos abrieron las puertas del suplemento con criterios amplios e inclusivos, aun cuando no todo lo que se publicaba atendía a las mismas calidades.

Muchos escritores formoseños o afincados en la provincia aprovecharon ese espacio generoso por el cual llegar a un vasto público. Los lectores -recuerdo- les devolvían esa difusión con alientos y, no pocas veces, con sensatas o fundadas críticas. Y por allí hubo líneas de alguna memorable controversia intelectual y autoral que en la actualidad está ausente.

Y conocidos autores locales aparecieron publicando muy temprano en las páginas del suplemento: Margarita Diez, Hugo del Rosso, Blanca Salcedo, Humberto Hauff, Orlando Van Bredam, Héctor Rey Leyes, Luis Tula, entre otros tantos; o adolescentes como la controversial Flavia Latina y su poesía juvenil y desenfadada que despertó más de una queja y no pocos comentarios quejosos de señoras que sólo algunos recordamos.

Como todo suplemento cultural, fue albergando variados géneros: desde poesía, cuento, minificciones, reseñas literarias, balances culturales, ensayos, premios artísticos y literarios, presentación de libros hasta resúmenes de congresos nacionales e internacionales en los cuales participaron o expusieron estudiosos formoseños (por ejemplo, los que organizó APEF en los años noventa, entre tantos más).

El suplemento significó una puerta abierta a la dinámica de los cambios que Formosa y sus prácticas culturales fueron atravesando en la transformación de sus instituciones, de sus espacios de entretenimiento, de las políticas gubernamentales y de la densidad poblacional y diversa en la contemporaneidad. Si uno se detiene a identificar las marcas y ritmos de esos cambios, detectará momentos notables o intensos y otros más planos, pero siempre activos y receptivos a la temperatura de aquellas mutaciones. 

Hace un año, el suplemento cultural de La Mañana cambió de identificación y tomó el nombre de Cronopio, como sumándose a la rareza con la que sorprendió a sus lectores un joven Julio Cortázar al lanzarles esas raras criaturas de sus cuentos fantásticos y fragmentos surrealistas de "Historias de cronopios y de famas" (1962), inaugurando una innovación en la narrativa argentina que resultó una explosión literaria, bien distinta por cierto (aunque muchos la homologuen) de la conocida como boom latinoamericano plasmado en las estéticas de Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes. Aquél era netamente argentino y con una inventiva que haría punta al siguiente año, cuando Cortázar publicó "Rayuela".

El suple Cronopio, concebido por varios jóvenes del espacio editorial, comparte con sus hermanos anteriores la publicación de novedades, poemas, puntos de vista, misceláneas, referencias de autores de distintos tiempos, notas diversas; y también asume noticias sobre improntas académicas del ambiente literario (congresos, jornadas, talleres); o de otras expresiones artísticas -danza, teatro, folklore, música- y de los lenguajes con que se expresan. Esta nueva etapa del suplemento emprendida con un equipo de responsables quizás abra un espacio donde también el debate tenga lugar. Que sea un cronopio que desestabilice -como los cortazarianos- las estructuras rutinarias del hacer, del pensar, del escribir y del leer. Que -deseamos- ponga en juego las tantas formas de transtextualidad como las pensó Gerard Genette, ese grande de la teoría literaria que acaba de dejarnos.

Es de esperar también más notas críticas, con firmas, y reseñas comentadas de poemarios, narrativa, teatro, ensayo y artículos que sustantivamente pongan en escena, ante todo, la producción cultural del entorno y de la región, a modo de registro de su acontecer y de su pulso más actual.
Si bien la calidad intelectual de lo publicado en los suplementos -y hoy, en los nuevos formatos de la web- es disímil, heterogénea y variopinta como rasgo común, un mérito del suplemento cultural del diario La Mañana ha sido, desde sus inicios, el de haberse hecho eco de inquietudes populares y haber dado una oportunidad única a nóveles autores que quizás no hubieran podido darse a conocer o no hubieran alcanzado a desplegar su maduración artística.

La rapidez de los cambios sociales y de los consumos culturales, cuál sea su futuro y qué formas requieran o qué soportes enfaticen para divulgar las producciones intelectuales y literarias es una incógnita estimulante a la que no podemos responder. Pero sí alcanzamos a ponderar la función social y cultural que hasta el momento han cumplido los suplementos de los diarios que asumieron difundir esos aspectos de lo humano que nos identifican como colectivo social.

Dra. María Ester Gorleri



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