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#ManosPorLaIdentidad / #Abuelas43Años

Escribir sobre líneas de identidad

Miguel “Tano” Santucho es hijo de una madre desaparecida durante la dictadura militar del 76 y continúa buscando a su hermano o hermana que nació en cautiverio. En él, en su historia y en las miles de pequeñas biografías escritas en nuestras manos, está inscripta la posibilidad de volver a encontrarse



Por Yamile González

El Día Nacional del Derecho a la Identidad coincide con la creación de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, hace 43 años. Es una fecha, pero su potencia no se agota allí; es, además de un reconocimiento a Abuelas, un mensaje que se mantiene vigente a pesar (y quizás por eso mismo) de la importancia de saber quiénes somos y la misión inclaudicable de recuperar la identidad de los nietos que aún quedan por reconocer.

Este año, por la pandemia, la convocatoria fue por redes sociales. Las Abuelas se adaptaron rápidamente a la modalidad virtual. Están acostumbradas a hacerlo como hace años cuando durante la primera vuelta a la plaza en la que reclamaban por sus hijos que se movieran, sin saber que ese verbo en imperativo marcaría la historia de un país: comenzaron a dar vueltas alrededor. Y nunca más se detuvieron. Nunca más.

Así, este 22 de octubre, los hashtag #ManosPorLaIdentidad y #Abuelas43Años, acompañado de una foto con el nombre escrito en la palma de la mano coparon las redes sociales: un pedido para que todos aquellos que tengan dudas sobre su identidad, se acerquen a Abuelas.

Una historia que construir

Miguel “Tano” Santucho es hijo de una madre desaparecida durante la dictadura militar del 76 y continúa buscando a su hermano o hermana que nació en cautiverio: “Cuando tenía pocos meses de vida, mi madre fue desaparecida. Ella estaba embarazada. Mi abuela nos vino a buscar; nos encontró pero mi papá estaba en el extranjero. Así que me reuní con él y pasé gran parte de mi juventud y adolescencia en el exilio. Mi abuela enseguida empezó la búsqueda de su hija, más aun al saber que estaba embarazada. Yo volví al país en el 93, cuando estaba por cumplir los 18 años. Y me acerqué a las Abuelas, conocí su historia y su trabajo. Pero yo tenía que recorrer un camino antes, de construcción de mi identidad también, de saber cuál era la historia de la Argentina y particularmente lo que nos había pasado a nosotros: que habíamos sido hijos de desaparecidos, con todo lo que eso implicaba”.

Tomar la posta

“Yo siempre sentí esa cercanía, esa fuerza, siempre la miré con mucha admiración, pero haciendo un camino paralelo. Hasta que mi abuela se puso grande, ya no podía movilizarse por sus medios, así que en todas las actividades que ella iba me quería involucrar y me pedía que la acompañara y demás”, cuenta y asegura que cuando ella ya no tuvo más energías para seguir, muy simbólicamente le pasó todo el trabajo de búsqueda de su vida.
"Tenía un cajón lleno de rosarios, los testimonios de que habían visto a mi mamá, lo que tenía que ver con su historia de búsqueda, y me pasó la posta. Y de alguna manera, yo sentí esa responsabilidad, pero también ese orgullo de poder continuar esta búsqueda. Y cuando finalmente mi abuela se fue, hace ocho años y medio, asumí el compromiso de seguir su búsqueda”, recuerda.

Buscar a uno, buscar a todos

Miguel destaca el ambiente enriquecedor de Abuelas, por la seguridad y la paz que se transmite: “Cuando estoy con ellas y con todos los nietos y nietas recuperadas, en el grupo de trabajo, siento que hay un clima familiar que a mí me apoya mucho y me hace muy bien. Así que estoy encantado con esa búsqueda hasta que encontremos a todos”.
“Uno empieza buscando a los suyos y se termina dando cuenta que es más importante que eso lo que estamos haciendo. Y cada vez que uno encuentra un nieto, uno siente que recuperó una parte de su hermano también, por lo menos yo lo vivo así. Y eso es muy satisfactorio. Yo, como le escribí a mi abuela cuando ella falleció, yo sé que ella buscó toda la vida, no pudo encontrar a su nieto. Pero pudo festejar un centenar de encuentros y fue mucho más feliz de lo que hubiese sido si no hubiese tomado ese camino de compartir y de buscar”, define.

Una lucha permanente y contra el tiempo

“La búsqueda continúa. Y nosotros aprovechamos este día para difundir lo urgente que es nuestra búsqueda y que necesitamos el acompañamiento de la sociedad, porque queremos que ninguna abuela se vaya sin haber abrazado a su nieto. Y lamentablemente el tiempo nos juega en contra. Nuestras abuelas ya están mayores”, considera Miguel, poniendo en palabras el motor que los mueve y persiste a contrarreloj.

Vencer, a pesar de (aún) no encontrar

“El Tano”, como lo conocen, cree que los 90 años de Estela de Carlotto, los 43 de Abuelas y el reconocimiento de la sociedad en este Día de la Identidad coinciden para entender cuál es su compromiso con la verdad y la justicia y que puedan aportar lo que uno siempre fue: "A veces uno cree que no puede aportar mucho, pero ya el tener en claro la idea y no callarse cuando hay un debate y saber para dónde ir, siguiendo la luz que nos dieron estas hermosas mujeres, mostrando el camino del amor y no del odio, de la reconstrucción y no de la venganza. Este es un gran momento para acompañarlas y tener esa satisfacción. Yo siempre digo que mi abuela se fue sin haber encontrado a su nieto o nieta, pero que fue feliz en la búsqueda. Y espero yo poder encontrarme con mi hermano y mi hermana para poder hablar de ese largo camino suyo que, a pesar de no haberlo encontrado, la hizo vencedora”.

Los nietos que nos faltan

Al principio de la pandemia, señaló que tuvieron algunos problemas para adecuarse porque no sabían cuánto iba a durar, pero aun así, las consultas siguen llegando, por lo que lograron armar los protocolos necesarios para que esas personas pudieran ser analizadas y esa duda despejada: "No es el ritmo que queríamos. Estábamos deseando que este año fuera mucho más productivo e intenso en el trabajo. Pero la cantidad de análisis que se pudieron hacer es menor a lo deseado. Pero se están haciendo, la gente se está acercando. Por eso el que tenga dudas sobre su identidad, que se acerque, así juntos podemos trabajar y lograr encontrar estos más de 300 nietos que nos faltan”.



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