Desde el Instituto Nacional del Agua advirtieron que el río Paraguay, en el puerto de Formosa, está a 70 centímetros del mínimo histórico, registrado en octubre de 1944, cuando “prácticamente dejó de existir”.

Juan Borus, director de Alertas Hídricas del organismo, aseguró a La Mañana que la situación actual es comparable a la de meses después de aquella vez: enero de 1945.

“Estamos en una situación crítica”, dijo el funcionario, quien destacó el trabajo de campo que está realizando Aguas de Formosa, porque le permitió al INA ajustar sus estimaciones. “Nosotros estábamos teniendo errores bastante groseros; habíamos subestimado la gravedad de la bajante, pero con el trabajo que ellos hicieron pude ubicarme mejor”, explicó.

Respecto a cómo puede evolucionar la situación, expresó que “si uno quiere verlo de una manera más optimista, piensa que cuando las aguas están muy bajas, cualquier lluvia que se pueda dar en la cuenca próxima puede significar una pequeña recuperación, aunque sea fugaz”. Por eso, el organismo estuvo atento a las lluvias que se estaban dando el viernes en la cuenca media, en la región Nororiental del Paraguay.

Detalló que en Asunción, el río ya está 10 centímetros por debajo del mínimo histórico del año 1931, mientras que en Clorinda está sólo 2 centímetros por encima del 0 de escala.

En Formosa, la estimación es que se estabilice en una altura de unos 30 centímetros por debajo del cero. El jueves, el nivel calculado, porque no hay escalas, era de -0,27m, cuando calculando los últimos 25 años, la altura normal promedio en esta época del año es de 3,54m.

El río Paraná tiene ahora un comportamiento “oscilante”, y si se estabiliza, podría frenarse la tendencia bajante del Paraguay. Por eso, Borus dijo que no sólo están atentos a las lluvias en la cuenca media del Paraguay sino también en lo que pueda llegar a aportar el Paraná, que si llegara a crecer algo en diez días -aunque no está previsto- el nivel de confluencia Paraguay-Paraná sería favorable para una recuperación de alturas en el puerto local o, aunque sea, una estabilización del nivel para que no siga bajando.

Sin embargo, reconoció que si se ha de pensar en lo que resta del año, “hay que ser pesimistas” porque, lamentablemente, el panorama no es bueno: ya está declarada La Niña desde hace un mes en el escenario climático global. A la bajante actual se llegó sin la vigencia del fenómeno de La Niña, caracterizado por la falta de lluvias. Por eso, adelantó que el verano tampoco será un escenario de gran recuperación.