El río Paraguay ya se encuentra con una altura por debajo de la mínima registrada el año pasado, y por lo menos hasta el 30 de noviembre continuará la tendencia de bajante. Así lo advirtió, en diálogo con La Mañana, el ingeniero Juan Borús, subgerente del sistema de información y alerta hídrica del Instituto Nacional del Agua (INA).

Consultado sobre la situación del curso de agua, analizó: “Es una preocupación como si estuviéramos en un túnel y aún no vemos la salida. El año pasado, cuando en junio tuvimos ese pico de crecida que llegó a 9,72m, estábamos cerca de los máximos históricos y nos preguntábamos si se podía superarlo. Sin embargo, ya había dejado de llover, teníamos una perspectiva de lluvias escasas, pero honestamente no estaba muy claro cuánto iba a durar. El descenso duró 180 días en el tramo inferior debido a que hubo cero lluvias. El escenario meteorológico pasó de ser húmedo a extremadamente seco”.

Después de un leve repunte en diciembre, con eventos aislados, este año “todo es bajante, todo es por debajo de lo normal”.

Borús hizo notar que en este momento, el río está sin escala en Puerto Pilcomayo y en el Puerto de Formosa, es decir, que está tan bajo que es imposible medirlos con los instrumentos ubicados a tal fin, estando por debajo de la escala mínima.

“Pero estamos en condiciones de decir que está por debajo del nivel mínimo del año pasado, cuando la gran bajante terminó el 1 de diciembre. Hoy estamos unos 10 centímetros abajo y con una perspectiva que no es favorable”.

Según explicó, todo lo que pasó en 2019 y este año responde a una situación del clima que, a nivel global, está en una situación neutra. No estamos con (el fenómeno) Niño o Niña. El Pacífico está en condiciones neutrales y, sin embargo, estamos ante el desarrollo de una posible Niña.

Agregó que esto podría significar una mejora para los ríos Pilcomayo y Bermejo, pero la situación del Paraguay “difícilmente cambie” con esta perspectiva.

“Estamos asociados hasta el 30 de noviembre a la tendencia climática actual y, concretamente, vamos a continuar muy lejos de los valores normales e incluso más bajos de los niveles de aguas bajas”, advirtió.

Para Borús, “sin ninguna duda” la bajante registrada en este tiempo va a ser histórica por la persistencia de la situación. Si se la toma en términos de altura, posiblemente la semana próxima, en Formosa, Clorinda y Bermejo se estará a la altura de lo que pasó en 1999, con “el famoso” fenómeno de la Niña que se dio, que tuvo niveles bajísimos. Esa vez, en Formosa, el río también se ubicó muy por debajo del metro de altura: llegó a medir sólo 70 centímetros.

Pese a un “veranito” en la alta cuenca, el ingeniero insistió en que toda la Hidrovía Paraná-Paraguay tendrá niveles muy bajos de aquí a fin de año. Sin arriesgar pronósticos más allá de este plazo, dijo que si esto sigue así, las tomas de agua para potabilizar, es decir, para consumo humano, se verían afectadas en todas las ciudades litoraleñas. Además, se va deteriorando la calidad del agua.

También preocupa lo que pueda pasar en el otoño de 2021 con la salida de los cultivos por barco en el arco portuario desde Santa Fe y la navegabilidad en la hidrovía para los trenes de barcaza.

Peces

Borús mencionó las consecuencias en la fauna íctica, que la provincia vio esta semana con la mortandad masiva de peces en la zona de la avenida Ribereña y en el Bañado La Estrella.

Incluso, dijo que si uno pone un mapa para detectar las mayores afectaciones por la bajante, Formosa está en primer lugar.

“El costado Este principalmente, pero casi toda la provincia, está mostrando el aspecto más severo de la sequía. La mortandad de peces tiene que ver sin dudas con esta persistente sequía”, sentenció.