Nuestra vida cambio, ya nada volverá a ser como antes. Estamos todos en el mismo barco, nadie queda afuera y esto nos igualó.

Todo nuestro mundo cambió y seguirá cambiando más aún. Circunstancia que lleva a no saber si maldecir o bendecir.

Hablando desde un presente, eso dependerá seguramente del tipo de vida que llevabas, como te relacionabas con vos y con tus pares.

Por una cuestión de supervivencia, la adaptación garantiza la continuidad de la vida.

Ahora cada uno puede elegir y recalcular; decidir qué hacer con su vida que sentido nuevo le dará, quien realmente elije ser, que y como utilizar los recursos que dispone.

La Pandemia vino con acciones colaterales, por ejemplo:

La caída de obsoletas estructuras y del sistema tal como lo conocíamos, la interrupción de cadena de producción y otros tantos que hacían de nuestro mundo “normal”, funcionando para supuestamente “satisfacer” las necesidades de la comunidad.

Este “stop obligado” nos llevó a muchísimos a advertir que ese sistema operativo en que vivíamos nos estaba llevando sin excepción a la extinción de las especies incluidos nosotros.

Rutinas con acciones, decisiones, medidas altamente deshumanizadas, desprovistas de todo tipo de equilibrio y sensibilidad social, irrespetuoso para con todo tipo de vida, sumamente individualistas, mezquinos, egoístas; priorizando el dinero por sobre las personas.

La pandemia con esto de #quedateencasa trajo también la necesidad de reflexionar sobre cuestiones existenciales, replantearse y preguntarse cual en verdad son las prioridades fundamentales y cuáles no.

Para readaptarnos, conservar la homeostasis, equilibrio y no caer en desorganizaciones que conducirían indefectiblemente a la insania; es necesario armarse un plan diario, apelando a la saludable flexibilidad en rutinas, que contribuirán en traer orden, soporte, equilibrio, bienestar.

Nietzsche nos dice algo muy valioso actual para este tiempo “Quien tiene un por que vivir, puede soportar cualquier como”

Encontrar el “por qué”, el “para que” vivir salva de desear morir, del vacío y de la angustia que podría estar provocando la pandemia.

Hoy querido lector te propongo que conectes con la vida y te invito a que centres tu foco de atención ocupándote de, lo que sí depende de vos, desde un estar y sentir tu presente.

• No mires para atrás buscando seguridades, aferrándote a tu pasado, ya no existe, todo cambio.

• No mires el futuro deseando que esto pase cuanto antes, esto no depende de tu voluntad ni de tus fuerzas, pensar de ese modo te robará energías vitales, además el futuro tampoco existe.

• Solo hay un presente, un aquí y ahora, respira profundamente porque estas con vida.

• Cuida tus pensamientos, eso que te dices, eso que piensas y está teñido de miedos.

• Imita al agua en el arroyo, que frente a las piedras que le sorprende en su camino, no se detiene busca la salida y seguir su rumbo, sabiendo que la vida continua.

• Utiliza tu creatividad, busca razones que te muevan, te inspiren, te predisponga a lograr que tus instantes estén llenos de ilusión, disfrute y paz por sobre todas las razones.

• Se selectivo en todo lo que consumas, eso que entra por tus sentidos, busca nutrición; evita lo toxico.

• Conserva la calma, escucha tu vos interior, dale satisfacción a tu ser, haz lo que sientas, respétate y respeta.

• EL planeta está limpiándose, y sanado.

• Piensa bien-Siente bien-Actúa bien porque el amor, salva, cura, alimenta, renueva y da vida.

Por suerte todo se está cayendo, para que volvamos a construir juntos, sin discriminación, una vida y un mundo mejor más humano, solidario colaborativo.

Súmate! Se artífice y protagonista de este mundo nuevo que juntos estamos edificando.

Respira, sonríe. Confía todo es para bien. Elije vivir.