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¿Por qué se mueven por una Ley de Danza?



El trabajo del bailarín es sacrificado. Detrás de una presentación hay horas y horas de ensayo. Detrás un baile, hay años de trabajo, hay frustraciones, lesiones y llantos. El trabajo del bailarín es insistencia y perseverancia, es "aguante". Y el bailarín, la bailarina, lo hace, lucha porque ama bailar. Ama ver el rostro del público conmovido por una puesta en escena. La bailarina, el bailarín, aguanta tan sólo para sentir la adrenalina del mundo en tan solo unos minutos de escenario. El bailarín saca fuerzas de los aplausos, y de la fuerza, satisfacción.

Regulación
Desde el 2008, se trabaja en un proyecto de ley que reconozca el trabajo del bailarín como tal. El trabajador de la danza, como todo trabajador, necesita protección. En este sentido, representando al Movimiento por la Ley Nacional de Danza, la bailarina Nadia Duarte, expresó a Cronopio, que la ley busca regular la actividad: "Que seamos reconocidos ante la sociedad, como trabajadores de la Danza, y además generar las condiciones para que exista un espacio digno de trabajo, una obra social, aporte jubilatorio".

Cabe mencionar que los trabajadores de la danza son todos aquellos que tienen relación directa con el público en función de una manifestación de danza -intérpretes-, y los que tienen relación directa con la actividad de la danza, aunque no con el público: coreógrafos, directores, docentes, ensayadores, investigadores, gestores, productores, críticos y todo otro rol a crearse en el futuro.

"Existe un ante proyecto que se viene trabajando desde el año 2008. En el 2012 se presentó, perdió estado parlamentario, y en el 2014, desde el Movimiento por una ley de danza se hizo una gran movilización para que ingrese al Congreso. Ese proyecto lo hizo, llegó hasta la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados y quedó ahí. Se estancó", explicó Nadia.

Este año las movilizaciones volvieron a tomar fuerza a lo largo y a lo ancho del país. Un vivo ejemplo fue el festejo nacional por el Día Internacional de la Danza, que, con el fin de visibilizar una situación, en todas partes, en muchas ciudades, y al mismo tiempo, generó diversas actividades e intervenciones artísticas. "Queremos que la gente vea que no somos dos o tres personas las que vivimos de esto, sino que hay alrededor de 80 mil trabajadores de la danza, en todo el país", expresó y señaló que se está buscando armar una base de datos con un registro de la cantidad de personas en actividad profesional que viven de esta manifestación artística. "Es un numero que salió a la luz este año", aclaró.

El trabajo del bailarín no es tarea sencilla. "Abrir un estudio de danza privado, hoy en día es bastante difícil, el que puede, y desea abrir un estudio de danza lo tiene que inscribir como negocio o como enseñanza. A esto se suma la realidad de que al trabajar con otros cuerpos, el que enseña debe tener un cuidado riguroso y delicado", expresó la bailarina formoseña.

Por otra parte, indicó que la otra opción del artista, las presentaciones, no tienen un marco por el cual orientar los pagos: "Entonces, hay bailarines que bailan por lo que creen que vale su trabajo y otros, por el pancho y la coca, o por nada", dijo. En este sentido, por otra parte, una regulación de este tipo también iría a solucionar algunos problemas que se presentan en los contratos laborales, entre las Compañías de Danza y bailarines profesionales.

El bailarín tiene vida útil. El bailarín pasa años dejando de lado muchas cosas por dedicarse de lleno a su entrenamiento, a una carrera que cuelga de un hilo. "Nosotros, los que trabajamos de la danza, tenemos que cuidar nuestro cuerpo. Porque se trata de nuestra herramienta de trabajo, y si lo descuidamos, descuidamos el trabajo. Cuidarlo, sale mucho dinero y tiempo, consultas médicas, rehabilitaciones...", enumeró Nadia.

Con ello, se dispara otra realidad: La carrera del bailarín es costosa. "Lo bello, lo artístico pasa por lo visual, en este sentido necesitamos capacitarnos para el público, para estar al día con las novedades. En este caso, salir de la provincia o invitar a alguien de afuera que venga a capacitar, implica dinero. Además, hay disciplinas que requieren más presupuesto que otras, los zapatos o zapatillas especiales, los trajes", argumentó.

Reconocimiento social
La carrera de un bailarín es sacrificada, costosa, limitada. Pero hermosa. Porque detrás de un bailarín, hay maestros, ex bailarines que viven para transmitir vocación y disciplina, y trabajan para ver a sus alumnos bailando y esforzándose por superarse; También, hay personas que diseñan y confeccionan trajes, los que organizan la puesta en escena... Hay familias, amigos, de los que bailan, de los que enseñan, acompañando cada tropezón y cada logro. El trabajador de la danza, se debe a su público y su público no sería tal, sin el trabajo del gran colectivo de la danza, que son muchos: 80 mil argentinos, trabajadores de la danza, que necesitan una Ley.


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