Durante el mes de marzo, una familia tipo de dos adultos/as y dos niños/as necesitó de $ 799.190,60 para acceder a la Canasta Básica Total (CBT) y no encontrarse por debajo de la línea de pobreza, mientras que para cubrir la alimentación básica durante el mes precisó de $ 373.453,55 para la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y superar la indigencia.
Así lo determinó el último informe sobre el Índice Barrial de Precios (IBP), elaborado mensualmente por el Instituto de Investigación Social, Económica y Política Ciudadana (Isepci), cuya directora en Formosa, Marcela Molina, detalló a La Mañana algunas cifras del relevamiento que realiza dicha entidad no gubernamental para medir los precios de los alimentos que constituyen la nutrición básica de una familia tipo.
En primer lugar, recordó que el IBP es un proyecto de investigación-acción participativa, desde donde se construyen procesos de reflexión-acción entre las/os participantes. Tiene como objetivo estimar el costo de vida en los distintos barrios populares del país mediante el cálculo del valor y las variaciones de la Canasta Básica de Alimentos (CBA), compuesta por productos de los rubros almacén, verdulería y carnicería, generando datos mensuales en relación con la pobreza e indigencia en diversas provincias del país.
Alimentos
La referente del Isepci en Formosa indicó que tanto en la Canasta Básica de Alimentos como en la Canasta Básica Total el aumento de febrero a marzo alcanzó una variación del 3%, mucho más bajo que el 31% registrado en el segundo mes del año.
“Es un porcentaje menor al mes anterior, pero significa aún un fuerte golpe al debilitado bolsillo del consumidor. El dato revelador es que en febrero, el INDEC informó una variación de precios del 10% y nosotros relevamos un 31%. Ahora las mediciones se revirtieron. Formosa registró un 3% de incremento en la canasta y a nivel nacional se marcó un 11%”, detalló.
A través del relevamiento en comercios de cercanía o almacenes barriales de 56 productos de primera necesidad, Molina señaló que “hubo una evidente caída en el consumo de carne y alimentos no perecederos, lo que obligó a los comerciantes a mantener los precios para renovar el stock disponible”. En efecto, explicó que el freno en la demanda de productos de la canasta básica se reflejó en la baja variación medida en el bimestre febrero-marzo.
Productos extranjeros
“También se observó una mayor presencia de productos extranjeros en las góndolas de los negocios, procedentes del Paraguay, con precios relativamente más económicos que los argentinos, y en algunos casos reemplazando (aceite, puré de tomate, artículos de limpieza y fideos) a aquellas primeras marcas que se volvieron inaccesibles para la mayoría de los clientes”, remarcó.