Una investigación periodística del programa Capital, emitido por el canal de televisión M6 de la televisión de Francia, desnudó uno de los secretos que Amazon mejor guardaba: los juguetes, libros, máquinas de café y hasta pañales nuevos que no se vendieron son quemados o tirados en grandes vertederos de basura en el país europeo.
Todo quedó evidenciado en una serie de imágenes grabadas con una cámara oculta por un periodista que se infiltró como empleado encubierto en una de las cinco bodegas del gigante estadounidense en territorio galo, según reveló el canal europeo.
Mientras la investigación denunció que 300.000 productos nuevos fueron destruidos en tres meses, la Confederación General de Organizaciones Sindicales (CGT) argumentó que la cifra puede llegar a tres millones de productos en un año.
Por su parte, el gigante del comercio electrónico declaró que utiliza todos los medios disponibles para reducir la cantidad de productos que deber ser devueltos a sus proveedores externos.
Para los productos que pueden ser revendidos, Amazon trabaja con asociaciones como Solidarity Giving y el Food Bank que se encargan de distribuirlos entre personas que lo necesiten.
No obstante, la empresa se defiende con el argumento que el destino de los productos depende de los proveedores que usan la plataforma para comercializarlos.
Quemarlos y destruirlos es más barato
Según la investigación francesa, los proveedores deciden desprenderse de los productos por el alto costo de mantenerlos en las bodegas de Amazon y porque no les conviene regresarlos a su país de origen.
Es el caso de un vendedor de China, que le confirmó al programa que esta misma situación se repite en distintas ciudades del mundo.
Lo insólito es que para Amazon resulta más barato deshacerse de la mercadería en incineradores o vertederos antes que revenderla o regalarla, ya que tendrían que pagar impuestos por donaciones.
Las reacciones de parte del arco político francés no se hicieron esperar. Después de la emisión del programa, Brune Poirson, secretaria de Estado del Ministro de Transición Ecológica e Inclusiva, dijo que estaba "impactada" con la denuncia y agregó que el Parlamento aprobará una ley para prohibir este tipo de actividades.
"Empresas como Amazon no podrán tirar a la basura productos que aún pueden ser usados", declaró Poirson, argumentando que cualquier plataforma de venta debe "hacerse responsable por el destino de los productos que ofrece".
Más allá de la denuncia perioodística, la relación entre Amazon y Francia no pasa por su mejor momento. La empresa estadounidense fue acusada en noviembre pasado por organizaciones ambientalistas de tirar montones de artículos electrónicos defectuosos y no poner en práctica políticas de reciclaje.