Ante la cercanía de la finalización del año y el inminente inicio del 2021, es importante considerar algunas cuestiones relacionadas con los desafíos que debe encarar la educación argentina para poder recomponer los procesos pedagógicos, tras un Ciclo Lectivo en el cual la presencialidad no pudo ser llevada a cabo de manera plena en buena parte del país.
Más allá de las experiencias semipresenciales que se realizan en Formosa y en otros puntos del país, hoy solo se conocen algunas de las características que en la práctica tendrá la educación en la “nueva normalidad” que se atravesará durante 2021, como el inicio en las aulas y la presencia del alumnado en cada Escuela durante “dos o tres días a la semana”; y no se descarta la suspensión de clases semipresenciales en ciertos Distritos si existe un agravamiento de la crisis sanitaria.
Según un análisis efectuado por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento, las autoridades nacionales y provinciales deben acordar una estrategia de emergencia para que estudiantes y docentes puedan recuperar contenidos y todos aquellos beneficios a los cuales accede cada alumno y alumna con el intercambio presencial con los y las docentes y también mediante la sociabilización con los pares.
En este sentido, el CIPPEC propuso avanzar con la gradualidad en el retorno de distintos grupos de estudiantes, las medidas de distanciamiento social pautadas por estrictos Protocolos de higiene, la alternancia entre jornadas en la Escuela y en los hogares y la intermitencia, ante la eventual aparición de rebrotes del virus.
Por ello, el Centro evaluó que la estrategia de la dirigencia política para la educación deberá sostenerse en base a ciertos objetivos. Uno de ellos es garantizar las condiciones sanitarias para mantener el distanciamiento social en los establecimientos educativos basado en la reorganización del espacio y del tiempo escolar, asegurando la provisión de los elementos necesarios en cada institución.
Por otro lado, se recomienda mantener la continuidad pedagógica en modelos híbridos en los que la asistencia presencial sea solo parcial, mediante la ampliación del acceso a la conectividad y a dispositivos digitales, y el desarrollo de las capacidades de los docentes para hacer un uso pedagógico de estas tecnologías. Esto permitirá no solo continuar la formación de los educandos en caso de que se vuelvan a aplicar restricciones, sino también profundizar la utilización de las herramientas tecnológicas para ampliar los conocimientos y la interacción entre los diferentes actores que intervienen en cada proceso.
Asimismo, resulta indudable que se requerirá que los sistemas educativos de las diferentes Jurisdicciones mantengan un acompañamiento a aquellos estudiantes con mayor riesgo educativo, con un seguimiento de trayectorias escolares debilitadas y el desarrollo de diferentes tipos de tutorías.
Si bien la pandemia afectó a todos los países y puso en crisis el normal funcionamiento de las sociedades modernas, la Argentina tiene que demostrar en 2021 que está en condiciones de afrontar los diversos desafíos existentes en materia educativa, para que las nuevas generaciones puedan reponerse de los efectos originados por la aparición del COVID-19.