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Situación crítica



Luego de la reciente modificación de la política cambiaria, con el fin de pasar a un esquema de “flotación administrada” y aumentar la “minidevaluación” del peso a través de leves modificaciones en el tipo de cambio oficial, y tras conocerse que el dólar “blue” subió de valor en las últimas semanas hasta llegar a los $ 195, las expectativas de devaluación crecieron; y resulta conveniente recordar los efectos que puede generar este contexto de incertidumbre en la sociedad argentina.

La depreciación de la moneda nacional y la inestabilidad de los precios finales de los bienes y servicios son dos situaciones que se repiten de manera constante a lo largo de la mayor parte de la historia reciente de la Argentina. Cada vez que se dieron estas dos situaciones, los niveles de pobreza e indigencia llegaron a ser alarmantes. A su vez, la crisis que se atraviesa actualmente resulta excepcional, porque se da en un contexto de pandemia, cuarentena “extendida” y una recesión económica que se inició hace más de dos años y medio.

Hay que mencionar que este escenario también incluye una “minidevaluación” del tipo de cambio oficial, que de acuerdo a algunos analistas existe desde marzo de este año y asciende a una cifra que se ubica entre el 2,7% y el 3% mensual, por lo cual, si no hay una decisión de reducir en mayor medida la “brecha” entre el tipo de cambio “oficial” y los “mercados paralelos”, el peso podría llegar a fin de año con una depreciación anual que superaría el 27% y alcanzaría el 30%.

Por ello, hay que tener en cuenta algunos datos que permiten comprender el escenario actual, que se verá agravado con una eventual devaluación que lleve el tipo de cambio oficial a un valor que supere los $ 90, situación que varios economistas ven como sumamente probable debido a la “escasez de reservas” en el Banco Central y a la desconfianza que genera la ausencia de un plan de salida de la cuarentena y de un plan económico que garantice consistencia fiscal.

De acuerdo a la consultora Ecolatina, el consumo de las familias cambió en cuarentena. Los primeros meses del año se llevó a cabo un “stockeo” por prevención debido al aislamiento social estricto, pero posteriormente, las restricciones aplicadas sobre el dólar “oficial” llevaron a la economía doméstica a optar por el “stockeo” por expectativas de devaluación.

Las compras de alimentos, medicamentos y elementos de limpieza, higiene y desinfección de los hogares mostraron un cierre positivo en el primer trimestre e inicio del segundo, pero la Consultora aclaró que esto está explicado por el miedo al futuro y no por una mejora sostenible de la demanda. En el terreno opuesto, al inicio de la pandemia las ventas de bienes durables se desplomaron.

Si el Gobierno nacional no toma medidas más efectivas para brindar mayores certezas en materia económica, la probabilidad de una devaluación inminente se traducirá en una señal de alerta que puede provocar mayor demanda de alimentos y situaciones de desabastecimiento.

Resulta indispensable que las autoridades tomen todas aquellas medidas que sean necesarias para evitar una excesiva depreciación de la moneda nacional y promover un diálogo intersectorial real y sincero, que derive en estrategias concretas que permitan salir del aislamiento social y comenzar un camino de estabilización y recuperación económica.



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