En diálogo exclusivo con La Mañana, Vanesa D’Elia, doctora en Economía por la Universidad del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA) y docente de esa casa de altos estudios, se refirió a las versiones periodísticas que circulan en medios nacionales acerca de la política tributaria que tendría un eventual gobierno del Frente de Todos, y que incluiría el cobro de un “impuesto al patrimonio” de las personas más acaudaladas, que implicaría montos superiores a los que se perciben en la actualidad a través del Impuesto a los Bienes Personales.

Sobre este tema, la economista afirmó que modificar la estructura del sistema tributario argentino, para lograr que las mayores cargas sean destinadas a quienes cuentan con mayor capacidad contributiva, es una “deuda pendiente” que tiene la Nación. Por ello, evaluó que un cambio en el sistema tributario sería un proyecto “deseable”. No obstante, aseveró que se debe buscar la forma de lograr que un mayor énfasis en los impuestos que gravan el patrimonio no termine afectando la inversión.

“Hay que lograr un equilibrio, sobre todo en este contexto de recesión económica. Se debe buscar que la economía se ponga ‘en marcha’. Por ello, se tiene que conseguir una rotación en cuanto a la distribución de los impuestos entre lo directo y lo indirecto, aquello que grava el consumo y los tributos que gravan el capital y el patrimonio sin que esto tenga una consecuencia negativa en lo que es la inversión y el crecimiento sustentable”, explicó D’Elia a este diario.

En este sentido, la profesional propuso rebajar cargas tributarias a las PyMEs, para de ese modo dar incentivos al sector privado e impulsar una reactivación de la economía argentina.

También, consideró que la aplicación de un impuesto al patrimonio podría afectar principalmente el nivel de inversiones de las empresas extranjeras, y no tanto de las compañías nacionales.

“Por lo que tengo entendido, se piensa establecer una cuestión impositiva diferencial para aquellas personas que tengan patrimonio financiero en el exterior. Hoy, un argentino que tiene un pequeño emprendimiento en su domicilio y paga Bienes Personales porque esa empresa vale 100 mil dólares, tiene un tratamiento mucho más perjudicial que quien tiene ese monto en el exterior. Por este motivo, si se hacen estas diferenciaciones, en beneficio de quien produce para la economía interna, es probable que se impulse la actividad económica”, detalló la profesora.

Presión

A continuación, la especialista señaló que la presión fiscal en la Argentina es “bastante alta” y se ubica en el 30% de los ingresos, tanto de las personas como de las empresas. “Ese porcentaje va a las arcas del Estado a través de impuestos o de tasas, y es elevado en comparación con lo que existe en otros países de la región. En Chile, la presión impositiva no llega al 20%”, expuso.

“Gran parte de esta recaudación tan alta corresponde a impuestos ‘regresivos’, que gravan más a quienes menos tienen, como el Impuesto al Valor Agregado o los gravámenes que se aplican sobre los combustibles. Los impuestos que gravan el consumo representan el 70% de la carga tributaria argentina, mientras que el resto de los tributos se relacionan con las ganancias y los bienes personales. En los países desarrollados, es al revés: el 70% de los impuestos son ‘progresivos’, gravan a quienes más tienen”, acotó.

“De este modo, el impuesto al patrimonio sería una de las herramientas que quiere plantear el candidato Alberto Fernández para tratar de rotar un poco la estructura tributaria hacia impuestos progresivos. Si se efectúan modificaciones para favorecer a las pequeñas y medianas empresas y lograr una reactivación, sería una herramienta valorable”, opinó la doctora.

“Esto podría ser un comienzo, para que en el largo plazo, si se utilizan los recursos de manera eficiente, se pueda generar el espacio fiscal que se necesita para poder concretar en el futuro una disminución de impuestos que permita un cambio integral y una reducción de la presión fiscal en la Argentina”, manifestó Vanesa D’Elia.