De falso nueve sólo tuvo el falso, Martín Benítez, que se movió en una inusual posición para él como la de centrodelantero ante un traumatismo en un tobillo de Silvio Romero y rompió la monotonía de una noche muy fría y no menos aburrida con un gol bien de nueve para encaminar el triunfo de Independiente ante Gimnasia por 2 a 0.
Recogió una pelota que quedó extraviada en el área rival en una segunda jugada después de que Braian Romero la bajara de espalda al arco. De volea, Benítez partió el arco de Alexis Martin Arias y luego del festejo, mientras volvía hacia su campo, el delantero le levantó el pulgar a Holan, tan apuntado por estas horas.
El gesto de Tin, quien con este entrenador logró alcanzar el máximo nivel de su carrera, fue todo un mimo para el Profesor en tiempos compulsivos por los dardos que siguen cayendo sobre su persona desde los futbolistas que debieron hacer las maletas para dejar Avellaneda en este mercado de pases. El último fue Fernando Amorebieta, que se sumó a Emmanuel Gigliotti y Leandro Fernández. La victoria fue una caricia para el DT.
De todos modos, no fue mucho más que ese grito, Independiente en La Feliz. Fernando Gaibor lejos estuvo de imponer su juego para dominar el mediocampo. Es cierto que esta vez le tocó ejercer la función de doble cinco al lado de Nicolás Domingo (titular por una sobrecarga muscular del chileno Francisco Silva) cuando el ecuatoriano se siente mucho mejor cuando Holan le otorga mayor libertad como volante más tirado a la derecha derecha.
Tampoco Pablo Hernández, ubicado detrás de Benítez, resultó ser la manija del Diablo. Fue el atacante misionero quien se destacó por su entrega ante la falta de fútbol en Independiente. Ya en el comienzo había probado con algún remate sin puntería. En ese arranque pareció que el Rojo iba a ser un claro dominante en el José María Minella. Pero no fue tan así. Los de Pedro Troglio, a puro pulmón, equilibraron rápidamente la balanza.
Con presión, al igual que en el triunfo del lunes por 2 a 1 contra Racing en este mismo escenario, el Lobo intentó atosigar a su adversario. Y anduvo merodeando el área de Martín Campaña aunque sin provocar peligro real. Una seguidilla de tiros de esquina y no mucho más hizo Gimnasia, que sabe que tendrá un semestre duro en la lucha por la permanencia.
Ese gol de Benítez le llegó al Diablo justo en ese momento en que ya no era superior. Y a partir de ahí la cuestión fue otra. Pudo haber cambiado de nuevo la mano en ese mano a mano inmejorable que Horacio Tijanovich perdió ante la humanidad del bueno de Campaña, que salvó la ropa de su equipo en esa que fue la mejor situación del cuadro platense.
Gimnasia se terminó de desinflar con esta acción desperdiciada. Y todo se le hizo aún más negro que la noche marplatense cuando de un error en la salida de Kevin Gutiérrez (había ingresado por el peruano Alexi Gómez) nació el segundo de los de Avellaneda. Otra vez fue clave Benítez. No hizo el gol, pero se lo sirvió a Ezequiel Cerutti, que le sacó jugó a su chance desde el inicio.
Benítez siguió con su repertorio, que incluyó un par de disparos desde afuera. Francisco Pizzini (entró por un apático Gaibor) tuvo las suyas y no supo definir con fineza. El final fue un monólogo todo rojo Independiente terminó tocando de lado a lado ante un rival entregado. Un buen sabor de boca le quedó a Holan en el único encuentro de esta pretemporada, a la espera del retorno de la Superliga, el domingo 27 contra Talleres en el Libertadores de América.