Tras conocerse el fallecimiento a los 76 años de edad de Aldo Cristanchi, desde Cronopio recordamos la trayectoria de uno de los hacedores de la cultura más importantes y singulares que haya existido en nuestro territorio, con una vida dedicada a las letras, el teatro y la realización de diversas creaciones audiovisuales. A su vez, recibió reconocimientos de diferente tipo durante su extensa carrera artística, que construyó de manera independiente, con una identidad propia y “por amor al arte”, dejando de lado la búsqueda de reconocimiento público y de réditos económicos. Por ello, ofrecemos una breve reseña de su labor, hilvanada con declaraciones realizadas por el autor en diálogo con La Mañana y con este Suplemento.

Aldo René Cristanchi nació en la ciudad de Formosa en 1944. Trabajó como empleado administrativo en la Caja de Previsión Social de la provincia y se jubiló gracias a una ley que facilitaba al personal de la entidad poder acceder al retiro voluntario teniendo 20 años de servicios provinciales. Pero en paralelo a sus primeros años de trabajo, ya había comenzado a dedicarse a diversas labores artísticas en su tiempo libre. “Lo que primero salió fue el tema de escribir algo. Pero por ‘hobby’, no porque tuviera una gran necesidad de expresarme ni nada por el estilo”, contó.

Estudió Letras en 1971, en un Instituto Universitario que se habilitó en Formosa en el segundo semestre de 1970 y que funcionaba como Extensión de la UNNE, pero abandonó la cursada al poco tiempo. “Yo dejé porque había muchas cosas para leer, y no soy muy lector”, confesó.

A continuación, publicó diversas obras impresas, incluyendo “De todo como en Botica” (recopilación de cuentos, poemas y otros textos editada en 1995), hasta 1998, año en el que dio a conocer su último libro, “El ojo en la lluvia”, que incluye poesías y cuentos. “Todos los libros que hice, los publiqué con dinero de mi propio bolsillo. Nunca me ayudaron de ningún lado. Nunca lo pedí tampoco”, remarcó.

Por otro lado, Cristanchi incursionó en la actividad teatral como actor, autor y director, a través de diversas puestas teatrales realizadas “a pulmón” que renovaron la escena teatral formoseña, como “Los barcos vienen y se van” (1989), obra de su autoría que fue dirigida por Daniel Luppo.

En paralelo, escribió obras teatrales que no llegaron a representarse, pero que fueron publicadas en formato de libro; y en todos sus años de actividad teatral, fueron muy pocas las ocasiones en las cuales percibió un ingreso como autor o como director. Gracias a su extensa labor, Cristanchi obtuvo en 2013 el Premio Regional a la Trayectoria por la Región NEA, entregado por el Instituto Nacional del Teatro.

Al hablar sobre sus incursiones en el mundo audiovisual, Cristanchi dijo que “estudió poco” y que fue “autodidacto”. No obstante, junto con Blanca Sosa y Blanca Salcedo, ganó el primer Concurso Federal del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales para realizar documentales, en 1997. En esa ocasión, se encargó de dirigir el cortometraje documental “Maradona, el médico de la selva”. Luego, realizó diversos cortos documentales y de ficción. Fue el primer realizador de Formosa que dirigió obras de ficción en formato de video.

En su honor, en 2008 la VI Edición Provincial y V Edición Internacional de la Feria del Libro de Formosa fue bautizada “Aldo Cristanchi”. Por otra parte, el realizador brindó clases en las carreras de Locución y Producción de Radio y Televisión en el Instituto Superior del Profesorado de Arte de Formosa durante varios años. También, dictó Talleres de Guion de Televisión y de Actuación ante Cámara en la Asociación Italiana de Formosa. A fines de 2015, dejó la docencia por problemas de salud.

Sumado a esto, Aldo Cristanchi fue reconocido en 2017 en la Legislatura provincial por “su dedicación a la enseñanza e intervención en las artes escénicas”, y en especial, por su aporte a la cultura de nuestra provincia. La distinción consistió en un diploma que se otorgó como “Mención de Honor”.

Aldo Cristanchi, la mirada del tiempo

Colaboración de Juan Páez, escritor, docente e investigador

Aldo Cristanchi (1944-2020) nació en Formosa. Fue poeta, narrador y dramaturgo, distinguido con varios premios por su labor cultural.

En una entrevista a Orlando Van Bredam, publicada en “La hija del inventor” (2017), a propósito de la lírica en Formosa, el escritor y docente universitario ubica la producción de Cristanchi dentro de los “resplandores vanguardistas, sobre todo de origen surrealista”. Se trata de una propuesta renovadora que se diferencia de la creación poética con tintes telúricos y modernista que la precede.

En Formosa, mi primer contacto con la poesía de Cristanchi fue a través de una antología compilada por Samuel Bossini y publicada por el Consejo Federal de Inversiones en el año 2015. Se trata de un volumen que reúne la producción de escritores y escritoras de la región Nordeste, integrada por las provincias de Chaco, Corrientes, Misiones y Formosa.

En esta compilación, Cristanchi participa con un poema titulado “Piel de plumas”. Una composición de cuatro estrofas de variada extensión en la que se evidencia su capacidad como poeta para hacer del tiempo su mejor aliado. El poema gira en torno a la contemplación del tiempo en el período de “las cosechas”.

El yo lírico evoca “los hilos del adiós” y “las hojas/de las uvas mezquinas”. Mientras “mis palabras” deambulan sobre la inmensidad, la mirada recorre la escena donde “Caen los racimos con su piel/de lunas”. No obstante, esa caída denuncia la presencia del tiempo: “Te veo/o creo verte”. El poema crea una expectativa: “Que mañana sea el gesto/esperan mis relojes”.

Me gustaría concluir estos apuntes en miniatura, recordando las palabras que pronunció, a modo de consejo, en el “Micro03” del Plan Nacional de Lectura:

“Recomiendo, desde todo punto de vista, a la gente joven sobre todo -porque los adultos llegamos a una edad en que ya buscamos el libro- que se interesen en todo lo que se ha escrito sobre distintos temas. Porque todo eso aporta a la formación del individuo, vale decir que el individuo no se forma solamente en el seno de la familia, de la escuela o de la calle, sino también con todo lo que incorpora a través de las lecturas, de las historias de vida de otros, de la psicología y de la sociología”.