El perezoso gigante fue descubierto en 2010 por el explorador de cuevas Vicente Fito, en el cenote Zapote, cerca del municipio de Puerto Morelos, una zona conocida por la abundancia de cuerpos de agua sin profundidad y conectados directamente al manto acuífero. Fue hasta 2014 que arqueólogos del INAH extrajeron el cráneo, la mandíbula, tres huesos largos, tres costillas y siete garras de la osamenta para estudiarla.
El proceso de estudio fue sumamente largo y complejo. Los investigadores sustituyeron gradualmente el agua del cenote, en la que yacían los restos, por agua destilada y después deshidrataron los huesos para evaluarlos. El procedimiento tomó alrededor de dos años y se realizó en cámaras con condiciones controladas de humedad, luz y temperatura. El resto del esqueleto, que se encuentra casi completo, permanece a 50 metros de profundidad dentro del cenote y el estudio continuará en 2018, ha detallado el INAH.