“La Educación Pública, el guardapolvo blanco, el atronador chillido de vocecitas cuando toca el timbre del recreo, las aulas en las que conviven los hijos de los profesionales y de los obreros, son marca de identidad nacional. Y la Universidad Pública, santo y seña de la Argentina culta aún reconocida en el mundo, también lo ha sido desde 1918”.
Este párrafo lo encontré, y me encantó como encuadre descriptivo de eso que se llama “Educación Pública Argentina”, en el día después de la manifestación más impresionante que se dio en el país, el martes último.
Fueron millones de ciudadanas/os, que, más allá de las ocasionales motivaciones de las convocatorias, consagraron la “Gesta de posicionamiento y definición del pueblo de la Nación Argentina acerca de la Universidad Pública Autónoma y Gratuita” dada en calles y plazas públicas del país. Sin dudas, el 23 de abril de 2024 se constituyó en el día de la reafirmación de la universidad pública y gratuita.
Es cierto que la chispa que encendió esta antorcha educativa y que cubrió los cielos del país fue motivada por las medidas inconsultas de recorte fenomenal, muy grave en lo social y educativo, de las partidas de funcionamientos para las universidades nacionales, que por Constitución Nacional gozan de Autonomía Institucional. Una vez más, las excentricidades reduccionistas del Milei presidente, desde sus libretos ‘anarco -libertarios’, avanzó en medidas que, por las reacciones provocadas, tuvo que eliminarlas y encarar negociaciones. Gracias a Dios, los resultados logrados hasta aquí, cada vez que el pueblo reacciona y resiste, resurgen y se consolidan principios caros a la historia de las Instituciones del país, como en este caso lo es la Universidad Pública y Autónoma.
Fue rotunda y muy fuerte la definición y defensa del pueblo a los principios reformistas de autonomía universitaria y gratuidad de las carreras de grado, a la investigación científica y tecnológica, a la libertad de cátedras y al respeto a la pluralidad y expresión de ideas. Creo que estas marchas pro-defensa de la universidad pública se correspondieron con los anuncios no solo de los fuertes recortes presupuestarios, sino por querer tomar a la educación como variable de los ajustes y achiques del Estado, y los temores ante posibles aranceles y/o ‘voucherización’ de los estudiantes carenciados, con los que volverían las sentidas grietas entre quienes pueden pagarlos y quienes deben exhibir cartas de pobreza; los cupos y límites de ingresos, las privatizaciones, o la mercantilización de la educación.
Aquí en Formosa, la concentración popular se hizo frente al campus de la UNaF sobre la avenida Gutnisky, con significativa concurrencia y representatividad tanto de los sectores sociales organizados como de los claustros universitarios, estudiantes, padres y vecinos. Fue convocada y organizada por el gremio ADUFOR, pues en el resto del país, fueron las propias universidades quienes organizaron la jornada, cuyos rectores como miembros del CIN, lo decidieron. Pero la UNaF fue excepción al explicar su rector que la normalidad de las actividades se mantenía aquí en razón de haberse acordado ya el financiamiento propio.
Sobre la UNaF, en estas jornadas del pasado martes 23/4, se leyeron y se escucharon palabras de sus distintos representantes gremiales y de claustros, e investigadores, y de graduados. Abundaron en insistir sobre la precariedad de la praxis de autonomía institucional por parte de la conducción actual, pues sigue vigente el estatuto no propio, los votos indirectos, la falta de transparencia en la gestión, la carencia de concursos y de carreras docentes, la reducción notable de matrículas que anualmente se está registrando en la población estudiantil, la ‘escribanización’ de los cuerpos colegiados y la cooptación de las organizaciones de claustros. Menos del 10% del verdadero padrón de docentes votaron a los nuevos representantes docentes al gobierno de la casa. Y siguen las exclusiones por discriminación ideológica.
¡Qué lejos quedó la UNaF hoy de los sueños de ser faro de ciudadanía, además de la formación profesional con alto espíritu crítico y libre!
¡Pero hay semillas, y fuertes, en Formosa y en la UNaF, para que este ‘adn’ de la Educación Pública y de la Universidad Autónoma y Gratuita, florezca en la ciudadanía formoseña!