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LA BANDA FORMOSEÑA “PASAJERA” ESTRENÓ SUS SESIONES DEL MONTE

Pasajera en trance

* Por Héctor Washington



"No puedo. Tantos abismos, tantos espacios... Así que empecé a pensar en las estrellas. Pensé que me gustaría estar a bordo de un cohete, en el espacio, en la nada, internándome en la nada (con sólo algo muy delgado, una delgada cáscara metálica para sostenerme), y alejándome de todas las cosas, los abismos que impiden demostrar la realidad de las cosas. Supe entonces que la única felicidad posible, para mí, era el espacio". Joseph Hitchcock experimenta su última crisis existencial a bordo del cohete, apenas minutos antes de vestir su escafandra y lanzarse al vacío infinito del espacio. Ray Bradbury pone en jaque por medio de su personaje de “Una noche o una mañana cualquiera” la existencia misma de los cuerpos ante su no presencia.

“Eso busco, una evidencia mental que yo pueda sentir. La evidencia física, las pruebas exteriores no me interesan. Quiero algo que se pueda llevar en la mente, y tocar, y oler, y sentir. Pero no es posible. Para creer en algo tienes que llevarlo contigo. Y la Tierra y los hombres no te caben en los bolsillos de tu traje. Yo quisiera hacer eso, llevarme todas las cosas conmigo. Así podría creer que existen”, padecía Hitchcock y nadie parecía escucharlo.

“Al principio el espacio nos enferma a todos, un poco. A mí me pasó lo mismo. Te pones a filosofar, aturdido, y luego te asustas. Sudas, te olvidas de la familia, no crees en la Tierra, te emborrachas, te despiertas mareado y eso es todo”, argumentan sus compañeros de viaje en una misión espacial que no tendría final posible.

Fuera de todo universo ficcional al que solía echar mano el escritor norteamericano de ciencia ficción por antonomasia, pero sí con análoga propuesta estética que invita al descubrimiento de nuevos escenarios que hagan las veces de universos estéticos alternos, “Pasajera” comenzaba a abrirse paso en la escena local allá por junio de 2019.

A casi cinco años de aquel inicio del periplo, sus canciones siguen aún explorando los sentimientos de crisis en medio de un trayecto interestelar que no se detiene, un viaje a través del espacio exterior que se propone como una aventura hacia nuevos mundos, utopías, distopías y paisajes desconocidos hasta ahora por la humanidad que dialogan con el Sol, el mar, la Luna, la nave Tierra, el camino infranqueable de la existencia.

SESIONES DEL MONTE

Es en esa búsqueda exploratoria que se mantuvieron levitando en un trance insospechado durante el tiempo que supuso la concreción de sus recientemente estrenadas Sesiones del Monte, un registro audiovisual a cargo de un gran equipo de producción encabezado por Sabrina Monges y los propios “Pasajera”, con Odalis Sekieliyk en dirección.

Martín Pizzichinni (guitarra / voz), Walter González (guitarra / voz), Francisco Saavedra (sintetizadores) y Lisandro Álvarez (bajo) fijaron esta vez su punto de destino en la localidad de Herradura para concretar estas sesiones que tienen como telón de fondo el entorno natural característico formoseño y el acompañamiento de los amigos más cercanos.

Tres canciones componen el repertorio de estas Sesiones del Monte, que albergan diferentes instantes del día donde la fuerza gravitacional de la Tierra parece desvanecerse con el correr del tiempo.

En diálogo con Cronopio, Martín Pizzichinni y Walter González rememoran aquel día en que concretaron este proyecto, que nace a partir de la convocatoria de fomento que el Instituto Nacional de la Música (INAMU) lanza todos los años a nivel federal y regional. Al hacerse acreedores de este programa de subsidios del organismo en el año 2022, la sesión finalmente se llevó a cabo el 1 de octubre pasado en un complejo de cabañas de la localidad de Herradura.

“Entonces, invitamos a todos nuestros amigos de ‘El Fuelle’ para que vayan, que lleven su birrita, que se sienten ahí con la mantita. La directora de Arte ambientó todo ese patio y se generó un ambiente de amigos, todos alrededor de la banda, tomando una cerveza, el mate, lo que fuera… escuchándonos a nosotros tocando ahí al lado. Esa era la idea”, grafican.

“Por suerte, tuvimos muchísimo apoyo; con esta sesión, la gente reaccionó mucho. Hicimos un mini estreno con todos los que fueron parte del proyecto. Nos reunimos en la casita de ‘El Fuelle’ y lo vimos con toda la gente de ahí, reaccionando a sus imágenes. Ese momento fue muy cálido. Y era la idea de que fuera así porque siempre nos bancaron, todo el tiempo nos acompañan. Así que les devolvemos un poquito”, agradecen a los seguidores.

TRES INSTANTES

Tres son las canciones que componen estas sesiones, para cada una de las cuales se contó con un invitado especial: “Cuer(p)o”, con la intervención del reconocido freestyler Guillotina; “Anoche”, junto a Carolina del Monte; y una reversión de “Una casa en la galaxia”, con arreglos de guitarra de José Busso, quien a su vez es el productor de la banda.

Acerca de la producción de este registro audiovisual, Martín y Walter recuerdan: “Antes de grabar las Sesiones del Monte, ensayamos mucho. Entonces el día de la sesión estábamos tranquilísimos. Tocamos los temas naturalmente; coincidió con Karaí Octubre, el 1 de octubre. Nos acompañó mucha gente amiga. Hicimos comidas, llevamos bebidas, teníamos vestuaristas, había gente vistiéndote como a las estrellas de rock, ingenieros de sonido, cámaras, travelling… Tuvimos una productora, Sabrina Monjes, de Clorinda, quien produjo toda la sesión. ‘Pasajera’ y ella se encargaron de la producción, todo lo que había que conseguir: alfombras, cables, mangueras, micrófonos, las telas para decorar… de todo se encargó ella; el vestuario lo pensó, le ponía una etiqueta a cada camisa, todo muy profesional”, analizan. “Estábamos todos muy concentrados y afilados porque se trabajó en la producción, que es fundamental. Generalmente cuando en esos productos hay problemas, es porque no se trabajó demasiado en la producción previa”.

SESIONES DE ESTUDIO / “EL VIAJE”

No es esta, sin embargo, la primera convocatoria del INAMU de la que “Pasajera” se hace acreedora como banda local que suele apostar por una propuesta estética de innovación lírica y musical, con una formación que suele adaptarse a la circunstancias sin el mínimo sobresalto, que puede pasar del formato dúo a banda y viceversa sin problemas. Ya en 2020 habían sido seleccionados por el organismo en su Fomento Productivo Solidario, apoyo con el cual lanzaron en su momento un registro de Sesiones en Vivo en el Estudio con las canciones que componen su primer EP, apenas lanzado: “Cuándo”, “Antiguo secreto” y “De las cosas”.

“Primero lanzamos el EP en 2020; tiene tres temas: ‘De las cosas’, ‘Antiguo secreto’ y ‘Cuándo’. Ese EP se llama ‘El Viaje’. Después salió la Sesión de Estudio, con esas tres canciones. Luego salió ‘Una casa en la galaxia’ en la versión de estudio, que la grabamos para un videoclip que nunca salió; y después salieron las Sesiones del Monte. Ahora estamos en el proceso de grabar un segundo EP”, ordenan sin demasiado esfuerzo la línea temporal de su recorrido. Y amplían: “Al EP lo grabamos con José Busso en plena pandemia y, cuando salió el subsidio de fomento en 2020, nos inscribimos, ganamos y ahí hicimos las Sesiones de Estudio de ‘El Viaje’ con esas tres canciones que estaban en el EP. Esa sesión también fue dirigida por Odalis”.

“La canción ‘Una casa en la galaxia’ -que no está en el primer EP- nosotros la grabamos para un video fallido que finalmente no salió, pero lanzamos la canción. Salió como sencillo, sola, la subimos a Spotify y la estrenamos. La habíamos grabado también en Herradura, en la casa de Juanma Ramírez. Y como el video finalmente no salió, ahora en las Sesiones del Monte quisimos incluirla pero reversionada, con arreglos de guitarra de José Busso, que la tocó de una manera re copada”, cuentan.

“Tenemos alto grupo: José, que es ingeniero de sonido y nos ayuda con los arreglos en las canciones; y la tenemos a Oda, que es el componente visual de la banda. Ellos son dos punteros, tanto en sonido como en lo visual, y son geniales. En los teclados está Fran Saavedra y Lisandro Álvarez en el bajo; nuestro baterista, Emi, está estudiando en Santa Fe porque terminó la Secundaria y se fue; él es muy jovencito”, agregan.

INTEGRANTES PASAJEROS

Consultados acerca de la formación fluctuante de “Pasajera”, que suele mudar a menudo en cada presentación en vivo, Walter y Martín explican a este Suplemento: “Nosotros dos siempre somos los que estamos. Los demás suelen ir ‘pasando’. Eso es lo que tiene ‘Pasajera’: somos nosotros dos y los que siempre se suman son generalmente jugadores que entran y salen, y no suelen participar en el proceso compositivo de la banda, de lo que nos encargamos nosotros, que generalmente trabajamos de a dos. Uno con el arte a veces se quiere encerrar o trabajar solo, pero también hay que trabajar en grupo o con el otro”, sostienen.

Esta suerte de simbiosis creativa cobra mayor sentido si tenemos en cuenta los años de amistad que unen a Martín y Walter, que fueron gestando el germen de la banda a partir de su reencuentro posterior a los años que demandó su formación profesional en diferentes provincias del país: “Nosotros tocamos la guitarra desde los 13 años más o menos. Y nos conocemos desde los 12. Ahora tenemos 36, así que hace como 24 o 25 que tocamos juntos y desde ahí compartimos la música. Nosotros empezamos en 2019 con la banda porque, en realidad, nos trajo otra vez la vida a Formosa, porque uno se había ido a vivir a Córdoba a estudiar Cine y otro a Rosario a estudiar Psicología. Volvimos y resulta que vivíamos uno a la vuelta de la esquina del otro. Entonces nos comenzamos a frecuentar mucho en el barrio y volver a compartir la música. Nos pusimos a tocar y a mostrarnos las canciones que teníamos, uno de la época en Rosario, del stoner, del indie; y el otro, del blues… Y ahí armamos cinco canciones y las empezamos a trabajar. Así nació ‘Pasajera’ en 2019 y salimos a tocar. En ‘Tatané’, en ‘La Mandinga’, en ‘El Fuelle’ varias veces. La primera vez tocamos en ‘Fauno’, los dos con guitarra; siempre temas propios. Después sumamos pistas, se sumó Iván Tovy a tocar teclados y sintetizadores, y ahí se armó un ‘Pasajera’ trío. Después Tovy nos dijo que se iba a vivir a Córdoba y mientras tanto hicimos el EP y la Sesión de Estudio. Y llegó Fran Saavedra y ahí nomás se sumó Lisandro al bajo. Y al toque, cuando Fran vino, lo trajo al batero. Y ahí se formó ‘Pasajera’ banda. Nosotros, la mejor fecha que tuvimos fue el Festi Cumple de El Fuelle 2022, cuando se cortó toda la calle, llovió y tuvimos que mandar todo adentro. Ahí estaba lleno, repleto de gente, y el sonido era muy potente porque era un sonido para tocar afuera y terminamos tocando adentro. Sonaba tremendo en esa fecha, la gente estaba enloquecida”.

Es acaso en esta transmutación permanente de la banda que también radica la fuente del cambio y la transformación constante: “Primero hacíamos todo a dúo. Y cuando fuimos pudiendo, nos fuimos armando a banda; y cuando no, lo reducimos a dúo, con pista. Y vamos viendo cómo lo armamos. Por eso también la palabra ‘pasajera’ refiere a eso: es como una formación distinta siempre que lleva a pensar cada presentación como una nueva forma de ‘Pasajera’. Y estamos abiertos a que la formación se dé de esa manera, no porque lo queramos sino porque nos adecuamos a que funcione de esa forma. Nos permitimos que sea así porque si no, tendríamos que decir: ‘Bueno, no está la banda. Entonces no tocamos, no hacemos nada’”, explican. “Lo bueno de esto es que los temas nunca salen iguales; al buscarle la vuelta a la formación, siempre hay cambios. Está la melodía, está todo, pero en cuanto al tema de formación de instrumentos, siempre cambia”.

INVITADOS PASAJEROS

Así como sus integrantes pueden transitar libremente por la formación de la banda, sus invitados también hacen su parte y su aporte, tanto en las sesiones de estudio de “El Viaje” -con la participación de Juanma Ramírez en batería y José Busso en bajo- como en las Sesiones del Monte, con Guillotina y su impronta freestyle, Carolina del Monte y su aporte vocal, así como nuevamente José Busso, esta vez en guitarra.

Consultados acerca de estos últimos invitados que lograron dejar su impronta en cada una de las canciones, refieren: “Guillotina es un fan de la banda también y es un capo del freestyle. Él nos dijo unas cuantas veces que le gustaría tocar o hacer algo con nosotros y es una persona que te la tira así nomás pero te la tenés que tomar en serio porque es súper profesional. Y es muy rápido de mente, de lucidez y de creación. Todo el tiempo. No para de pensar. Le dijimos que lo íbamos a invitar y se prendió de una. Y al final, él también mete el concepto de ‘Pasajera’, porque dice: ‘De la nave Tierra, eterno pasajero…’. Nosotros lo invitamos y él se copó, escribió su letra y se re metió en la canción”, retratan.

“Con Caro hay proyectos de que sea nuestra corista, porque ella no quiere ser una voz principal en la banda. Ella quiere corear, tiene ideas para eso. Impacta mucho cuando ella entra a cantar en la sesión; su presencia ya es muy atractiva en ‘Anoche’. Caro suele ser nuestra invitada porque es muy fan de la banda. Y siempre nos manifestó su deseo de cantar con nosotros y de hacer arreglos vocales, porque se le ocurren muchas ideas escuchando lo que nosotros hacemos para acompañar. Y aparte, tiene un vozarrón, canta hermoso y combina muy bien porque nuestros registros son medio parecidos. A veces la gente los confunde. Entonces, queremos hacer un dúo de voz en un tema y a veces no se nota tanto porque tenemos el registro parecido. Y uno tiene que hacer el falsete. Y en la tercera canción fue invitado José obviamente, porque él siempre está ayudándonos a grabar, a sumar un vivo, una grabación… Es una forma de devolverle tanto. Y arregló ‘Una casa en la galaxia’ en versión acústica. Cada tema tiene un invitado y eso también le da un montón: Guillo, Caro y José son altos baluartes”, evalúan y además aseguran: “Nosotros también somos relajados para con quien se suma. Básicamente, es libre en su participación. Y eso también hace que se comprometan mucho con el proyecto. Creo que no hay que explicarle nada a nadie. Es ‘Sumate y hacé lo tuyo’. Y la gente que se suma es muy profesional. Y eso está buenísimo: hacer canciones nuevas, con invitados, sin ningún tipo de sobresaltos, en total libertad”.

OCASO PASAJERO

Acerca del nombre del proyecto y su significación, se aventuran a ahondar en el concepto general que encierra: “Es azaroso el tema y tiene que ver con lo pasajero también el nombre de la banda. Por eso cuando pensamos este nombre en esa época en que nos juntábamos en el barrio Incone a tocar, decíamos: ‘¿Cómo se podría llamar este proyecto?’. Y bueno, caímos en la cuenta de que era como una banda medio viajera, medio espacial. Salieron un par de nombres, como ‘Cápsula’ o ‘La Cápsula’. Primero tocábamos; pero después, al materializar el proyecto, lo pensamos como un viaje y quedó alrededor de ese significante: ‘viaje espacial’, ‘paisajes’, ‘paisajes sonoros’… y nos llevó a ‘Pasajera’, como pensando en una protagonista de una historia que es pasajera de un viaje interestelar. Y tiene que ver también con esta vida, que es pasajera, y también por lo que reflejaban las canciones, porque decíamos: ‘Bueno, estas cinco canciones todas hablan de lo momentáneo, el tiempo’… todo iba por ese lado. Entonces decíamos: ‘Es muy espacial, muy viajero todo’. Y nos cerró ‘Pasajera’; no es ‘Pasajeros’ ni ‘Los Pasajeros’: ‘Pasajera’. Ella es un personaje femenino. La imagen de ‘Pasajera’ va acompañada siempre de un atardecer. Nosotros nos imaginamos ese atardecer naranja y tocar ahí en ese momento del ocaso; de hecho hay una canción que no grabamos pero es una de las primeras y se llama ‘El viaje’; es vieja y habla de la luz del Sol ‘que deja de alcanzarnos y algo en tu mirada cambió; algo oscureció o salimos del sistema solar’. Por eso en la tapa tenemos una silueta andrógina, unos auriculares y atrás un atardecer de playa; esa era la idea original”, ahondan.

UNIVERSO CREATIVO

El universo creativo de estos conceptos parecen cobrar forma en cada canción de “Pasajera”, con una lírica que explora mundos inhabitados, viajes interestelares, paisajes de ciencia ficción que retratan la fragilidad humana, sus emociones desbordadas y su condición de criaturas pasajeras habitantes de este y -acaso- otros planetas que circundan por el universo. Es en esa línea conceptual que la ciencia ficción se funde con un lirismo trágico que roza el desconcierto en hallazgos retóricos notables: “Anoche me fui de mí como buscando algo que perdí, algo que dejé olvidado” o “Tengo que ir a sembrar los paradigmas a fuego intenso”.

Sobre el proceso creativo a la hora de componer, Martín y Walter aseguran: “Las letras tienen una idea conceptual porque las escribimos entre los dos. Y a veces, uno tiene una parte y el otro le agrega cosas que le faltan; y viceversa. Lo mismo con las líneas de guitarra: por ahí uno tiene un riff y el otro dice: ‘Bueno, de ese riff se puede pasar a un estribillo’. Y a veces uno saca al otro de donde no puede salir, encerrado en determinadas vueltas. Por lo general, uno tiene el núcleo de la canción y el otro es como que le da una mano y le ayuda a terminarla. Y le pone su impronta, porque cada uno tiene su onda. Uno es muy de tirarse estribillos y salidas; el otro es más de pensar lo estructural, lo cuadrado, lo que gira como un bucle; uno es más oscuro y el otro siempre le pone el estribillo pop; por momentos venimos de un pop rock re para abajo y de repente abre, angelical, un estribillo para arriba”, explican.

“Uno cuando escribe es más descriptivo, más escénico; y el otro es más metafórico, más filosófico. Entonces, a veces uno tiene un núcleo y el otro le va agregando cosas. Prácticamente no tenemos canciones puras, son todas creadas entre los dos. Y también es buscar, porque ahí entran a jugar la fonética y el sentido. Entonces vamos probando dentro de una fonética qué sentido le podemos dar cuando nos queda el sonido ahí; tenemos un hallazgo y seguimos trabajando. Probamos la guitarra y vamos viendo qué entra allí; a veces estamos toda la noche con una palabra que no nos convence o que no entra en la base rítmica”, cuentan.

VERSIONES FINALES

Ya en el proceso de pulir las canciones en el estudio de grabación, ponderan el rol de su productor, José Busso, con quien trabajan en las versiones finales de los temas desde que “Pasajera” contaba apenas con un puñado de canciones: “Cuando nosotros ya teníamos la banda, las canciones, nos escuchó José Busso, que es amigo nuestro, y nos comenzó a impulsar mucho a que grabáramos. Y él se ofreció para producirlas; nosotros teníamos las guitarras y las voces y él estaba en ese momento en Pu-Rec. Entonces tomó el rol de productor de la banda, con quien grabamos un EP y las dos sesiones en vivo. Eso a uno lo alienta también, porque nos arregló las canciones, nos las recompuso, las grabó, nos hizo aprender un montón de cosas. Él es muy minucioso con el trabajo y quedan siempre las canciones tres veces mejor de lo que vos le llevaste. Eso te va dando la pauta de que si tomás el proyecto en serio, significa una fuente de trabajo y tenés que estar a la altura; no podés seguir siendo una banda garage punk porque ‘está bueno tocar desafinado’”.

CRECIMIENTO MELÓDICO

Sobre las experiencias que recogen luego de estas Sesiones del Monte y a casi cinco años de la formación del proyecto, Martín y Walter aseguran: “En estas Sesiones del Monte encontramos un mayor crecimiento melódico, incluso las voces más relajadas. Nosotros congeniamos mucho y no es fácil encontrar a alguien con quien congeniar como para componer de a dos, porque por lo general es difícil encajar. También con esta sesión ya sentimos que encontramos la personalidad de las voces de cada uno, cosa que quizás antes no estaba tan definido: la postura de la voz”.

Así también, se permiten evaluar el espectro artístico local ponderando este tipo de proyectos para las bandas locales: “Hay también una cuestión de no conformarse y de continuar una búsqueda, lograr conseguir un sentimiento de vida, apoyándose en una sensación artística. También sirve para fomentar, para que en Formosa las bandas hagan y emprendan cosas, más allá de tocar. Que se animen a grabar o hacer este tipo de cosas, sesiones… Más allá de los que están emparentados con los productores, que más bandas puedan hacer este tipo de proyectos. Para que también haya más material de bandas de acá, vivos de buena calidad, sesiones, discos… Vamos por esa senda a full”, auguran.

FUTURO INMEDIATO

Proyectando el futuro inmediato de “Pasajera” y el material disponible con que cuentan para seguir produciendo, anticipan nuevos lanzamientos en los que vienen trabajando: “En todo el verano también produjimos tres canciones nuevas para el nuevo EP. Tenemos muchas canciones pero vamos grabando de a tres. Y van a salir entre ellas ‘Cuer(p)o’, ‘Anoche’, otra que se llama ‘Aleatorio’ y otra que es ‘Mi mente’. Ese EP quizá se llame ‘Sobre la vida en otro planeta’. Y el tercer EP que grabemos se va a llamar ‘El regreso a casa’. Entonces va a componerse así: primer EP, ‘El Viaje’; segundo EP, ‘Sobre la vida en otro planeta’; tercer EP, ‘El regreso a casa’. Ya tenemos todas las canciones para completar la tríada de EPs. Son nueve canciones. Eso está proyectado, ya está maqueteado y preparado para trabajarlo con José”, anticipan como un catálogo prolijo de su itinerario pasado, presente y futuro.

LANZARSE AL ESPACIO

En esa aventura exploratoria que implica un viaje hacia planetas remotos y su posterior regreso a casa, “Pasajera” sabe que sólo puede valerse de los instantes que componen cada pasaje sonoro y cada periplo hacia la inmensidad del espacio exterior. Acaso en esos tres instantes que conforman las Sesiones del Monte radique la mirada existencial de un Joseph Hitchcock obnubilado por el viaje, donde todo lo que conocemos comienza a desvanecerse fuera del trance, fuera de toda evidencia mental que justifique su existencia más allá del lenguaje: “DICEN que no me puede…”; “DICEN ‘sin la Luna y el Sol, no existe el aire’”; “No tienes nada que DECIR, las palabras mueren al salir de vos”. Tres instantes consecutivos que inician con la misma revelación del lenguaje, donde todo comienza a difuminarse y nos lanzamos al espacio una noche o una mañana cualquiera, con o sin escafandra, a comprobar la existencia de las cosas del tiempo presente.



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