Aerolíneas Argentinas informó que proyecta cerrar su balance 2023 con ganancias por US$ 32 millones y habiendo ejecutado el 0% del presupuesto asignado por parte del Estado. Así, la empresa supuestamente alcanzaría el equilibrio financiero por primera vez desde 2008, cuando fue estatizada durante el primer gobierno de Cristina Kirchner, si bien estos números aún no fueron auditados.
Según el comunicado en el que informó la proyección para 2023, la línea de bandera ha venido reduciendo significativamente su déficit desde que en 2019 alcanzara los US$ 667 millones: durante 2020 y 2021, los dos años de pandemia, se situó en US$ 654 y US$ 439 millones, respectivamente, mientras que en 2022 se redujo a US$ 246 millones.
En tanto, en 2023, la empresa le habría transferido al Estado $ 176.000 millones (por impuestos), contra los $ 6000 millones que recibió correspondientes al presupuesto 2022, que no se terminó de ejecutar, indicaron desde la compañía.
De acuerdo con fuentes de la empresa, la reducción del déficit y el superávit actual se deben en primer lugar a la fusión de Aerolíneas con Austral, en 2020, lo que implicó una mayor productividad y una mejora de los números, porque antes había una duplicación de estructuras de cargos y procesos que impactaban en la eficiencia.
También, al rendimiento tarifario, sobre todo en el tráfico internacional, producto de que la oferta global no se recuperó. Así, además de los US$ 32 millones de superávit, la actual gestión sostiene que dejaría en caja US$ 250 millones: US$ 150 millones más los US$ 100 millones que se recaudaron a través de un fideicomiso administrado por BICE Fideicomisos S.A., empresa del Banco de Inversión y Comercio Exterior, indicó Aerolíneas en el comunicado.
“Quien tome control de la compañía va a tener recursos para operar sin necesidad de contar con aportes del Estado. No usamos un peso del presupuesto 2023 que ascendía a $ 90.000 millones”, agregaron.
El resultado 2023 será auditado recién el próximo año por la Auditoría General de la Nación (AGN) y la consultora KPMG. Hasta ahora, el último número supervisado es el del primer semestre de este año, que arrojó un déficit de US$ 48 millones (en este caso, la firma la puso KPMG en agosto pasado), lo que significó una reducción del 61% comparado con el mismo período de 2022 y, a su vez, una reducción del 80% respecto al mismo período de 2019.
En cuanto a la AGN, el último informe que realizó sobre los estados contables de la empresa corresponde al ejercicio 2022, rubricado en abril de 2023. Según el mismo, ese año la asistencia financiera del Estado Nacional devengada a Aerolíneas ascendió a $ 72.908.299.486, quedando pendiente de percibir al cierre del ejercicio $ 25.203.263.153. Asimismo, durante el ejercicio la sociedad reconoció una pérdida neta de $ 45.445.582.306.
Al cierre de 2022, el patrimonio neto era negativo en $ 29.777.347.671, los resultados no asignados acumulaban pérdidas por $ 527.726.689.193 y el capital de trabajo presentaba un déficit de $ 72.038.446.188. Es decir, que Aerolíneas requería de recursos aportados por el Estado Nacional y de otras fuentes de financiamiento para el desarrollo de sus operaciones y cancelación de sus pasivos.
Este año, la compañía superaría el récord de pasajeros de 2019: llegaría a los 14.050.000, según números de la empresa. Y prevé para 2024 superar los 16 millones. Además, dice haber alcanzado el récord histórico de aviones operativos, con 84, y serán 90 a finales de diciembre del próximo año. El plan de flota incluyó el ingreso de dos aviones cargueros puros y la renovación de la flota Embraer 190 a partir de 2024, cuando comenzarán a ingresar los nuevos E195-E2.
Los planes de Javier Milei
El día después de ganar el balotaje, Milei insistió en que Aerolíneas debe pasar a manos de los trabajadores en un contexto de cielos abiertos, es decir, en competencia con todas las líneas aéreas que quieran venir al país.
“Aerolíneas Argentinas tiene un personal muy calificado y unidades de negocio rentables. Hay que dejársela a los empleados. En un contexto de aumento de la competencia, los propios empleados van a expulsar a los que se dedican a hacer política en lugar de trabajar”, dijo Milei en diálogo con Luis Majul en El Observador.
Más temprano, conversando con Eduardo Feinmann en radio Mitre, contestó “absolutamente” cuando le preguntaron si su política aerocomercial iba a ser de cielos abiertos y sumó: “Que venga la línea aérea que quiera venir, esto es algo natural para un liberal”.
La expresión cielos abiertos hace referencia al mantenimiento de acuerdos bilaterales o multilaterales de transporte aéreo civil según los cuales se liberalizan los mercados del transporte aéreo de los países firmantes y se minimiza la intervención gubernamental en los servicios de pasajeros, carga y combinados, ya sean regulares o chárter.
Según el ministro de Transporte, Diego Giuliano, la Argentina tiene cielos abiertos, pero en el sector postulan que los subsidios a Aerolíneas Argentinas van en contra de una competencia en igualdad de condiciones.
En este sentido, el plan de Milei para la línea de bandera es dársela a los empleados, apoyarlos con capital de trabajo por un año y que salgan a competir. Sin embargo, fuentes del sector dicen que La Libertad Avanza “no tiene claro” si avanzar en este sentido.
Hasta ahora el único funcionario confirmado para el sector es Guillermo Ferraro, el futuro ministro de Infraestructura, que tendrá a su cargo transporte, entre otras áreas.