El director de Cáritas Diocesana y delegado regional de la Pastoral Social de la Iglesia católica, Ramón Cubilla, afirmó en declaraciones a La Mañana que este contexto económico “profundizó la pobreza” y condicionó la ayuda pastoral que se ofrece a los más necesitados a través de las donaciones. Incluso, afirmó que personas de clase económica media han bajado su calidad de vida y piden ayuda para dar el sustento a sus familias.

“Lamentablemente, la inflación sigue subiendo; no es que los precios se estancan o bajan. Cuando es más del 6% ya nos asusta porque nos hace preguntar cuánto más seguiremos. Nuevamente subió el combustible y eso genera más costos a los comercios, que tienen que hacer maravillas para poder vender sus productos”, analizó el diácono.

En este escenario, señaló que no se generan puestos de trabajo más allá del crecimiento de la obra pública, pero “no hay empresas donde puedan recibir una buena paga”, al tiempo que marcó la carga impositiva a los comercios.

“Nuestra tarea social es acompañar a la gente en este momento tan difícil. Para muchos, somos el apoyo principal en esta situación de crisis que se viene profundizando. Atendemos a 30 parroquias, y a veces los recursos son insuficientes ante el aumento y la cantidad de personas que se acercan con necesidades y en busca de ayuda”, se explayó.

Cáritas sostiene tres merenderos en capital, además de otros en Clorinda, Laguna Blanca y Las Lomitas, en los que se atiende a más de 1.500 niños.

Días atrás, Cubilla estuvo reunido con cuatro sacerdotes porque se recibió una ayuda especial de Cáritas nacional para poder atender a las capillas de las zonas más carenciadas, en este caso en la zona centro. “Sabemos -dijo- que tienen menos recursos, menos mercadería y menos posibilidades de atender a la gente”. Desde estas comunidades piden lo básico: yerba, azúcar, aceite, fideos, harina.