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CRISIS HISTÓRICA

“Es la primera vez que se corta el flujo de agua del Pilcomayo y no ingresa ni a Paraguay ni a Argentina”

Desde el sistema de monitoreo alerta temprana del Pilcomayo advirtieron que “la situación es muy preocupante, tanto para los sistemas de producción, como para cualquier sistema de vida”, ya que “las napas freáticas, debido a la falta de precipitaciones regulares, se van salinizando y las fuentes de agua para los pueblos y parajes se hacen cada vez más complicadas”



Entre octubre y noviembre, el flujo de agua del río Pilcomayo se cortó y dejó de ingresar tanto a Argentina como a Paraguay a la altura de Santa Teresa, donde se encuentra la embocadura del Proyecto Pantalón. La “punta del agua” terminaba cerca del límite entre Salta y Formosa. Esta interrupción del flujo del agua es histórica, ya que no existen registros ni hidrométricos ni en la memoria de los lugareños de una situación similar, lo que para los estudiosos representa una consecuencia directa del cambio climático.

Sobre lo que ocurre con este importantísimo curso de agua para la provincia, La Mañana dialogó con el director de la Fundación para la Gestión e Investigación Regional y coordinador del Sistema de Monitoreo Alerta Temprana del río Pilcomayo, Luis María de la Cruz.

En ese marco, advirtió que “la situación actual de la falta de ingreso de agua y de la interrupción del flujo es algo histórico. El registro más bajo en Misión La Paz, que es la estación de aforo que tenemos en Argentina y que mide el ingreso de agua hacia nuestro país y Paraguay, marca un caudal inferior a los dos metros por segundo, lo que para un río como el nuestro no es nada. El agua se absorbió en el propio lecho, poco después de cruzar la frontera entre Salta y Formosa, y eso nunca había ocurrido”.

Asimismo, señaló que “este año se produjo una bajante excepcional en el Pilcomayo, porque tuvimos una interrupción total del flujo de agua del lado de Formosa y de Paraguay durante casi un mes, y eso nunca había ocurrido antes. No hay registros hidrométricos que lo indiquen ni el recuerdo de la gente aguas arriba que se haya cortado alguna vez el río de esta manera”.

El corte se inició entre octubre y noviembre, donde “estuvimos prácticamente sin ingreso de agua ni a Argentina ni a Paraguay. La punta del agua terminaba cerca del límite de Formosa y Salta. La zona de Santa Teresa o embocadura del Pantalón donde no ingresaba agua”, describió De la Cruz.

Durante la entrevista con este matutino, apuntó también que “normalmente tenemos crecientes desde mediados de diciembre; crecientes significativas, pero el régimen normal del río es que para octubre ya empiecen a entrar algunos flujos de agua. Este año, recién están entrando ahora. A mediados de diciembre se produjo un sistema de precipitaciones en Bolivia, y eso facilitó el ingreso de agua”.

Fenómeno nuevo

Todo el panorama hace que el profesional marque la excepcionalidad de lo que ocurre, ya que “nunca estuvimos sin agua de los dos lados; completamente secos y con lluvias tan tardías como este año. Esta excepcionalidad no quiere decir que no volverá a ocurrir. Esto es un llamado de atención a un fenómeno nuevo que estamos viviendo de unos años a esta parte producto del cambio climático y el cambio en el régimen de lluvias.

De la Cruz considera la necesidad de que las autoridades nacionales, provinciales y las organizaciones de la sociedad civil, de manera conjunta, comiencen a trabajar en acciones que permitan la preservación de “cualquier sistema de vida”, atento a que “estamos por el tercer año consecutivo del Fenómeno de La Niña que para el río Pilcomayo y Bermejo representan períodos muy secos para toda la región chaqueña, y eso se hizo evidente durante todo este año de una manera tremenda”.

“La gran sequía se produjo en el 2020, pero el secamiento continuó hasta hoy, y a pesar de las lluvias, tenemos que decir que hay un déficit importantísimo en la región, en el suelo. Si uno mira los mapas que desarrolla el INTA, el del día 22 fue el último, todo el país está en rojo. Eso quiere decir que estamos con un déficit de agua en suelo total. La situación es muy preocupante, tanto para los sistemas de producción como para cualquier sistema de vida”, enfatizó para sumar que “la población urbana que se nutre de agua de lluvia o de sistemas de potabilización, pero que se compensa con agua de lluvia, la está pasando realmente mal”.

Napas freáticas salinizadas

La situación que genera la falta de precipitaciones regulares, el corte en el flujo de agua del Pilcomayo y la prolongada sequía pasa también por “las napas freáticas que se van salinizando”, y con esto, “las fuentes de agua para pueblos y parajes se van haciendo cada vez más complicadas, menos potables”, alertó De la Cruz.

Ante esto, consideró urgente “ir pensando hoy, seriamente, ya no en cómo frenar el cambio climático, porque es obvio que esto ya no se detiene, sino en cómo desarrollamos medidas adaptativas para que los sistemas de producción y la población, y todos los sistemas de vida, puedan seguir adelante para evitar que seamos de las últimas generaciones que quedan en la historia de la humanidad”.

Para el coordinador del Sistema Alerta Temprana del Pilcomayo, lograr esto “no es una cuestión de obras. Se hicieron y se siguen haciendo; el sistema funciona perfectamente. Con las pequeñas lluvias que hubo, el agua hoy está a la altura de Laguna Yema, de El Cañón. No es un problema de obras, sino de falta de agua efectiva en la cuenca”, y confirmó que “el agua, en este momento está ingresando”.

Aliento

El último miércoles le confirmaron que algo de agua está ingresando a las correderas y cauces antiguos de El Cañón, por lo que vaticinó que “de aquí a dos semanas comenzará a ingresar a la zona más específica del Bañado, que es hacia Fortín Soledad, El Descanso, y luego hasta la RP Nº 28. Es un flujo de agua pequeño. Todavía no se produjo una creciente importante. Esto es para aliviar el tremendo secamiento que estamos teniendo”. Auguró que pronto “se produzcan lluvias en Bolivia, lo antes posible, para que no se vuelva de desecar en enero”.

A modo de cierre, De la Cruz apuntó: “Lo que nos queda ahora como pobladores y habitantes de la región es ir desarrollando medidas adaptativas y en esto, nuestros gobiernos: tanto de Salta como de Formosa, tienen grandes responsabilidades, porque ya no es cuestión de ver cómo hacemos para que el clima cambie menos, sino cómo hacemos para vivir con este clima que va a seguir cambiando. Eso sí, requiere de estrategias, obras y seguramente de mucho trabajo de las organizaciones de la sociedad civil y del Estado para que se pueda seguir adelante”, concluyó.



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