Como informó ayer La Mañana, un grupo de entes provinciales se halla abocado a crear clubes digitales, con el objetivo de promover habilidades tecnológicas fomentando el interés de niñas, niños y adolescentes. Una buena noticia dentro de tantas malas, y justo en el Día del Maestro. Al fin y al cabo, se trata de un hecho socioeducativo, y de los más resonantes últimamente en Formosa.
Ya nadie duda de que el país y la sociedad argentina se encuentran ante el difícil trance de tener que superar una de las peores crisis que atenta no sólo contra la posibilidad de impulsar una nación, sino también contra el desarrollo de una comunidad organizada.
Cuando no se toma verdadera conciencia de ello, en especial los gobiernos, se suelen instrumentar políticas públicas sin que exista un acuerdo previo con los sectores organizados de la sociedad, y ello produce las consabidas idas y vueltas que enmarañan aún más la situación.
De hecho, muchos empresarios/as entienden que para ser exitosos y leales a un futuro promisorio del país, deben accionar -más allá de sus emprendimientos particulares- a través de las entidades intermedias que los representan e integrarse a un mismo proyecto con el sector público.
La idea de abrir nuevos espacios en Formosa para que los más chicos vayan incursionando en áreas tecnológicas es un paso importante para el desarrollo del conocimiento en nuestra provincia. Y lo será aun más, a no dudarlo, con aditamento privado que sume al lanzamiento encabezado por la Empresa Provincial de Innovación y Conocimiento Abierto (EPICA), la Secretaría de Ciencia y Tecnología, la Subsecretaría de Empleo y el Instituto Politécnico.
Es de realzar, asimismo, el impacto que puede llegar a tener la citada iniciativa en materia de innovación a futuro, un campo en el que ni la Argentina ni Formosa sobresalen. No por falta de recursos humanos apropiados, sino por fallas educativas, en muchos casos, o de organización.
Para ser innovador/a en un mundo de cambios rápidos como el actual, la tarea comienza -como lo han hecho los países más avanzados- mejorando genéticamente “la semilla de la educación”, por usar una metáfora. Es el punto de partida, no hay otro; es taxativo. Necesariamente, hay que provocar un cambio rotundo en la educación que nos haga penetrar con fuerza en el Siglo XXI. Y adquirir habilidades tecnológicas desde temprana edad es fundamental en este sentido.
De lo que se trata es de ejecutar políticas públicas conducidas por especialistas en pedagogía y, aunque parezca obvio, que tengan una visión global de las diversas experiencias en educación, porque en el mundo se están gestando nuevos métodos sostenidos por el Estado, las y los estudiantes, los profesores/as, los padres y las madres, otros organismos (sindicatos) y el sector privado, como en el caso de Finlandia.
La competitividad de la Argentina en el mundo tendrá que estar sustentada en un modelo educativo de calidad superior, siguiendo las tendencias que favorecen el desarrollo humano, la creatividad y las habilidades tecnológicas; transitando un camino que supere el tiempo de los sucesivos gobiernos.