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SALUD

Recomiendan a los mayores de 50 años sostener dietas que faciliten la construcción de una longevidad saludable

Se indicó que el 70% de la fragilidad que puede presentar una persona de la Tercera Edad se relaciona con la nutrición, y se sugirió ingerir alimentos con fibra, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales



El neumonólogo y gerontólogo José Manuel Viudes y la nutricionista Giselle Thompson brindaron diversos consejos para que las personas de 50 años o más puedan tener una longevidad saludable. En este marco, se recomendó sostener un plan de alimentación que permita ingerir hidratos de carbono, fibra, proteínas, vitaminas y minerales.

En principio, el doctor Viudes comentó a La Mañana que en la actualidad, la longevidad se prolongó, y que diversos expertos en el tema sostienen que una persona es adulto mayor o geronte a partir de los 75 años de edad; y reveló que el Congreso trabaja en un proyecto de ley para dejar de considerar que las personas son adultos mayores desde los 65 años.

Además, Viudes mencionó lo revelado por un estudio científico en el cual les recomendaron a 1.000 pacientes de entre 70 y 80 años que nunca habían realizado dietas o actividad física que consultaran a un gerontólogo y a un nutricionista, tras lo cual esas personas recibieron numerosos consejos y 20 años después, el grupo de aquellos adultos mayores que siguieron las indicaciones médicas tuvo un 30% menos de infartos, un 40% menos de demencia y un 50% menos de accidentes cerebrovasculares, por lo cual se concluyó que este conjunto de pacientes presentó “un 60% menos de fragilidad”.

A su vez, el médico formoseño aseveró que los adultos mayores “frágiles” son aquellos que presentan cuadros que les impiden desarrollar sus actividades cotidianas con absoluta normalidad, y detalló que algunas de las falencias que pueden tener son dificultades para levantarse o para caminar. Sumado a esto, remarcó que “el 70% de la fragilidad tiene que ver con la nutrición”.

Por su parte, la licenciada, quien se especializa en el tratamiento de personas débiles desde el punto de vista nutricional, señaló que para tener una longevidad saludable hay que “cambiar la alimentación, el estilo de vida, y sostener esta modificación en el tiempo”. En este marco, pidió que las personas consuman menos harinas, y más alimentos con fibra, hidratos de carbono, proteínas, vitaminas y minerales.

“En nuestra zona, somos consumidores de harinas de todo tipo, color, sabor y aroma. Entonces, sobrepasamos la cantidad que soporta nuestro organismo. Las harinas se digieren muy rápido, suben muy rápido la glucosa y generan que se sobrepase la capacidad de la insulina. La harina tiene almidón, pero tostar el pan ‘rompe’ el almidón y transforma ese alimento en azúcar; y la chipa es una harina. Por otro lado, tres galletitas de salvado equivalen a un pan de 100 gramos, y el pan llena más. Muchas veces nos llenamos, pero no nos nutrimos”, agregó.

Asimismo, Thompson contó que los profesionales de la Nutrición apuntan a que los pacientes modifiquen “los malos hábitos” y sostengan “los hábitos saludables en el tiempo”.

“La vida misma es un trabajo multidisciplinario. Siempre tenemos que consultar al médico y realizar los chequeos necesarios. A veces, también hay que tomar cierta medicación. Otros temas son la alimentación, la actividad física y la psicoterapia. En el adulto mayor frágil, el control del estrés es muy importante, al igual que las relaciones sociales”, explicó la nutricionista a este diario.

“El acto de comer implica sentarse en la mesa a comer con la familia. Una persona postrada, con una enfermedad, suele estar encerrada en un dormitorio. Con ello, el deterioro es mayor, porque no hay relación. Aunque la persona se alimente por una sonda, tiene que sentarse en la mesa”, ejemplificó.

“La inclusión en la mesa lo hace partícipe, y eso es muy importante. Se nota en la recuperación, en la absorción de nutrientes y en la ganancia de peso y de masa muscular”, expresó; y subrayó que es necesario que los adultos mayores frágiles “ganen masa muscular, que las personas suelen perder a partir de los 30 o de los 35 años, e incluso antes, en aquellos casos en los que haya mucho sedentarismo”.

“Es muy importante que la persona aprenda a comer, pero también que se mueva, que tenga actividad física. Es fundamental desayunar, porque el desayuno es la primera fuente de energía. ‘Desayunar’ es ‘romper el ayuno’. Un desayuno saludable debe tener hidratos de carbono, proteínas, vitaminas, minerales y fibra dietaria. Un café con medialunas sólo tiene hidratos de carbono, de absorción rápida. Las proteínas se hallan en la leche, el yogur, el queso y el huevo. Un desayuno también debe tener alguna fruta, y cereales. La fibra está en todas las frutas”, manifestó Giselle Thompson.



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