Esta semana se llevó a cabo el conversatorio sobre trata de personas y explotación sexual, que presentó el testimonio de Sonia Sánchez, una mujer chaqueña que hace 30 años fue prostituida y traficada cuando sólo tenía 16 años. En diálogo con La Mañana, llamó a los padres a estar atentos a sus hijas e hijos y garantizarles una Educación Sexual Integral de calidad, como herramienta clave para no caer en este tipo de explotación. Además, reclamó acciones por parte de la Justicia y el Estado en general.
“Además de la Justicia, la base es la educación. No tenemos una educación de calidad porque tenemos maestras y maestros mal pagos. Si tuviéramos docentes bien capacitados, vamos a poder luchar desde otro lugar, porque si vos no conocés tus derechos, ¿cómo vas a luchar por ellos?”, planteó.
Sonia era una adolescente que trabajó en las cosechas de algodón en el Chaco y fue educada en la “Escuela para hijos de braseros”, que funcionaba en un galpón algodonero. Su familia era numerosa y precarizada.
Con 16 años, y después de mucho pelear con su madre, decidió dejar su Villa Ángela natal y partir a Buenos Aires para buscar un mejor futuro, incluso para enviar dinero a su familia. Primero llegó a una casa donde realizó tareas domésticas, pero ya comenzaba a sufrir explotación: se levantaba a las 5 de la mañana y se acostaba a la 1 de la mañana del día siguiente. Meses después, pidió un aumento de sueldo y la despidieron.
Quedó en la calle. Dormía de día en los vagones y estaciones del ferrocarril, cuando estaban llenos de gente para sentirse segura, y de noche se mantenía despierta en la plaza Miserere, en el barrio porteño de Once. Revolvía la basura para comer y llevaba sólo la ropa puesta.
“El frío y el hambre provocaron una implosión dentro mío”, contó. Entonces, en una de esas noches, se acercó a otras mujeres que estaban sentadas en la plaza, una de ellas le dio dinero para comprar jabón y champú, y la hizo bañarse en una estación de servicio. Sonia volvió a ponerse el único vestido que le había quedado y, con su cartera en la que guardaba solamente su DNI, le preguntó a la mujer: “¿Y ahora qué hago?”. Ella respondió: “Sentate. Los hombres van a hacer todo”.
“Yo me senté y así empezó la prostitución en mi vida. Yo voy a cumplir sesenta años y todavía no recuerdo al primer torturador prostituyente. No recuerdo nada. Yo hasta ahí no había tenido ninguna relación sexual. No recuerdo el rostro; no recuerdo si era joven, si era viejo, si era flaco, si era gordo, si era colorado, pelado, negro… Tampoco sé si me tuvo una hora o 24 horas”, relató con crudeza, agregando que el hombre que consume prostitución “no es un cliente, sino un torturador prostituyente”.
Luego de un tiempo en Buenos Aires, se trasladó a Río Gallegos, Santa Cruz, para un supuesto empleo “bien pago” de camarera. Sin embargo, al llegar, le retuvieron el DNI, la mantuvieron encerrada y la prostituyeron en un lugar que estaba abierto las 24 horas.
“A este traficante de personas le decían Tarantini porque era parecido al exjugador de fútbol. Aún tiene prostíbulos en el Sur. Era un lugar muy bien puesto y había un montón de chicas del Norte del país”, recordó.
Luego de seis años de explotación sexual, golpes y hasta intentos de que consuma drogas –que nunca lo hizo-, Sonia logró salir, aunque tampoco recuerda cómo. Lo intentó todo el tiempo, pero afirma que “todo te retiene, aunque estés en un espacio abierto, al aire libre, no podés escapar”.
Educación
Hoy, con su testimonio a cuestas, Sonia Sánchez aboga por la educación sexual como principal herramienta para prevenir la trata de personas y la explotación sexual. “La ESI es un derecho de nuestras hijas e hijos. Si a vos como padre no te importa, es tu problema, pero debés respetar el derecho a tu hija. Si yo hubiera tenido esa educación, a mí no me hubieran prostituido ni traficado”, remarcó en su entrevista con La Mañana.
Agregó que “si yo hubiera tenido una maestra, un maestro que me dijera en ese momento: ‘Sonia, andá y pateale la puerta a tu intendente, exigile trabajo’, yo lo hubiera hecho. Yo no tuve esa educación. Por eso ahora trabajo desde la prevención. Hay que hablar, nombrar las cosas por su verdadero nombre aunque moleste”.
“Es tortura física, psíquica y emocional cuando va un putero y te viola. Las mujeres que están paradas en una esquina no eligen con libertad ser prostitutas. Y el Norte es una gran cuna de prostitutas. Hace unos años se había hecho aquí una cartografía en Formosa de cómo eran las zonas liberadas para la captación de menores de edad para ser prostituidas. Pero no pasó nada, y es por el poder político y judicial”, aseguró la mujer.
Y agregó al respecto: “La trata de personas con fines de explotación sexual y con fines de explotación laboral tiene tres patas que lo sostienen muy fuerte: judicial, policial y jurídica. ¿Cómo luchamos contra eso? Las personas que no tenemos dinero, sin educación. Para mí es la educación”.
Finalmente, llamó a los padres a estar atentos y cuidar de sus hijas, que encerradas en la habitación de su casa pueden caer en la explotación sexual. Aquí planteó la existencia de plataformas como OnlyFans, donde se paga por fotos y videos de contenido sexual, o contactos en redes sociales. “Vienen por tu hija, por tu nieta y por tu bisnieta. Esas son las víctimas del futuro, de este sistema prostitucional”.