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Qué es y para qué sirve la “gestión emocional” 

Una columna de Tona Galvaliz



“Lo emocional existe porque nos avisa de lo que ocurre a nuestro alrededor de una manera rápida e intuitiva, sin necesidad de que nos detengamos a pensar sobre ello de manera activa y deliberada”.

El componente emocional del ser humano es uno de los más importantes, puesto que favorece para que podamos registrar y saber cómo sentimos y cómo pensamos; en tanto que copera y contribuye para advertir, averiguar, prever cómo podemos adaptarnos a los retos que nos presenta el día a día.

La gestión emocional es una cuestión de supervivencia humana, no se trata de saber “controlar” las emociones sino de “reconocerlas y saber ajustarlas a nuestra estabilidad mental”, a través de un conjunto de procesos psicológicos que hacen que las personas sepamos “identificar” cada una de nuestras emociones.

Las emociones nos ayudan a la hora de tomar decisiones para adaptarnos a la realidad que vivimos, ya sea positiva o negativa, lo que nos permite asimilar y poder adecuarnos al entorno de cada día.

La manera en que cada ser humano experimenta una emoción es personal y única. Todo lo que se nos pasa por la cabeza al final lo transmitimos con comportamientos y palabras. El 90% de las situaciones diarias las afrontamos según el modo en el que gestionamos nuestras emociones.

Existen 6 emociones básicas y para qué sirven cada una de ellas.

Alegría: Hace que repitamos conductas que nos han hecho sentir algo placentero, sosteniendo ese estado de bienestar y alegría.
Miedo: Nos protegemos ante peligros físicos o psíquicos, correr, defendernos o pasar inadvertido.
Ira: Destruimos obstáculos para conseguir nuestros objetivos, definir y poner límites sanadores.

Sorpresa: Buscamos soluciones nuevas en situaciones diferentes, dejarnos sorprender por lo inesperado, actitud de apertura interior.

Tristeza: Integramos un daño en nuestra historia personal sin llegar a hacer daño, realizar balances internos, dejar ir, soltar, proceso de cierres o duelo.

Aversión: Rechazo hacia aquello que es perjudicial para uno mismo. Autoprotección: Para poder gestionar las situaciones es primordial desarrollar nuestra inteligencia emocional, para lo cual debemos aprender a gestionar nuestras habilidades psicológicas (estas hacen que expresemos de manera equilibrada nuestras emociones).

En tal sentido, entender las emociones de los demás y utilizar la información que recabamos de todo ello para así poder orientar nuestro comportamiento y pensamientos, de tal modo que esto nos permitirá lo siguiente:

1. Tolerar las presiones y frustraciones en el entorno personal y laboral.
2. Incrementar la capacidad de trabajar en equipo.
3. Tomar conciencia de todas y cada una de nuestras emociones.
4. Razonar y comprender los sentimientos de los demás. Empatía.
5. Tener una actitud positiva y optimista que permitirá mayores posibilidades de desarrollo personal y social.
6. Saber modular las emociones más extremas convirtiéndolas en otras que podamos manejar y capitalizarlas mejor.

¿Para qué sirve la gestión emocional?

Orientar la propia acción a objetivos a largo plazo. Si no aprendemos a gestionar nuestras emociones, en todo momento estaremos poniendo por delante los impulsos más primarios.

Al saber gestionarlas, compensamos la influencia de estos impulsos primarios con fuentes de motivación relacionadas a conseguir metas a medio y largo plazo y no tan a corto.

Aprender de los errores. La gestión emocional nos permite adentrarnos en los recuerdos que tratamos de evitar para no sentirnos mal, pero desde una perspectiva en base a aceptar nuestras imperfecciones, de modo que podamos aprender de lo que no hicimos totalmente correcto.

Ayuda a empatizar. El saber gestionar nuestras emociones ayuda a ser más sensibles con los estados emocionales que el resto de las personas nos muestran y, a su vez, aprender a integrar estos estados emocionales en nuestra forma de pensar y actuar. De esta manera, podemos acercar posturas incluso con personas con las que no tenemos nada en común.

Ayuda a centrarnos. La gestión emocional siempre va a influir en la capacidad que vamos a tener para centrarnos en las tareas verdaderamente primordiales, sin prestar tanta atención a las distracciones.

Evita enfrentamientos innecesarios. Si poseemos una mentalidad positiva y constructiva podemos acercarnos a los diversos puntos de opinión de otras personas poniéndonos en el lugar del otro. Así, podemos evitar conflictos innecesarios.

Expresamos cómo nos sentimos. Si somos capaces de identificar las emociones que nos invaden, existen muchas probabilidades de que también seamos capaces de transmitirlas en actitudes y palabras con el resto de las personas. Con ello podemos conseguir relaciones personales, sociales y laborales mucho más exitosas que, por ende, evita la aparición de conflictos.

Nadie puede volver atrás y hacer un nuevo comienzo, pero sí todos podemos empezar para hacer un nuevo final.

IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.



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