"Es un libro de entrevistas a escritores de distintos puntos del país, muchos de ellos vinculados de algún modo con un recorrido personal, por eso el prólogo habla un poco sobre las visitas y los viajes", explica Juan a Cronopio.

"La hija del inventor" es la protagonista en "La Bella y la Bestia", cuenta Juan y la relaciona así con la posibilidad de pensar en la literatura como la hija de escritores y escritoras. "Para mí la hija del inventor es la literatura". 

El libro va recorriendo las escrituras de los autores que entrevista y sin proponérselo también se articula internamente, principalmente cuando hay autores que recuperan lo que otros han dicho. 

"Comencé a desear este libro sin saberlo porque yo escribía para una revista de Jujuy, en la que entrevistaba a escritores y así se fue articulando un libro sin darme cuenta. Las entrevistas tenían que ver con preguntas que yo mismo tenía con respecto a la escritura. Para mí ha sido un libro de aprendizaje y lo considero fundamental para cualquiera que tenga ganas de escribir, porque recorre procesos y de este modo, una persona puede ver cuál es el espectro de posibilidades al momento de creación", reseña. 

Sobre las temáticas que se intercalan en las diversos diálogos, señala que una recurrencia es si consideran que existe diferencia entre la escritura académica y la literaria, y define: "Para mí, no es necesario olvidarse del canon literario para escribir en lo académico, para mí son iguales. Mucha gente piensa que son diferentes, para mí la finalidad puede ser diferente, pero los procesos son todos similares".

UNO ESCRIBE EN TIEMPOS ROBADOS

"Siempre investigo porque necesito tener siempre una escritura a mano, porque necesito, como dice alguien en el libro, que 'la cabeza siga su deriva'. Uno escribe con tiempos robados. Yo no vivo de ser escritor, vivo de dar clases. Sin embargo, la cabeza va trabajando", sostiene en clara metáfora. 

"Para mí, un libro siempre es un dolor de cabeza. En la mitología, una de las hijas de Zeus, Atenea, nace por su cabeza. Los libros tienen esa misma metáfora. Uno va todo el tiempo mirando, articulando y en algún momento también tiene que dejar que el azar haga su parte. Este libro, de algún modo, ha sido muy azaroso porque además son escritores que no todo el mundo conoce. Tras 5 años de trabajo, para mí fue cerrar una etapa. Todas las preguntas apuntan a satisfacer la curiosidad de niño", concluye.