El ministro de Economía, Sergio Massa, se reunió con la subdirectora Gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Gita Gopinath, para repasar la flexibilización del programa argentinos antes de que la reunión del board del organismo, prevista para este viernes, según adelantaron fuentes oficiales. El Gobierno confía en que se aprobarán las modificaciones y se liberará un nuevo giro por 5300 millones de dólares.
La reunión, a la cual Massa concurrió junto a su jefe de asesores, Leonardo Madcur, quien lideras las discusiones con el staff del Fondo, y el director para el Cono Sur, Sergio Chodos, sirvió para repasar el acuerdo de cara al próximo encuentro del board, y las últimas medidas adoptadas por el Gobierno para intentar evitar un deterioro más profundo de la economía, vapuleada por la brutal sequía que golpeó al campo, y que amenaza con llevar a la economía a una nueva recesión.
En el cónclave que se realizó en las oficinas del FMI, Gopinath y el staff del FMI se repasó el canje de deuda en pesos para despejar los vencimientos de la deuda y extender los vencimientos, la operación de recompra de deuda que puso en marcha el Palacio de Hacienda, que generó críticas por su impacto en las reservas, y provocó una advertencia del Fondo, y el impacto de la sequía y el monitoreo a las reservas, indicaron fuentes oficiales a LA NACION.
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El Fondo ha pedido políticas “más sólidas”, una semántica que muchos traducen en un mayor ajuste fiscal para garantizar el cumplimiento de la meta del 1,9% del producto bruto interno (PBI). En el Palacio de Hacienda confía en que está todo “ordenado” y la reunión del board no dejará sorpresas.
Massa dijo en Twitter que había tenido una “buena” reunión con Gopinath, en la cual se evaluó la sequía y “se valoró” el canje de la deuda en pesos.
“Ambos compartimos la decisión del gobierno de continuar avanzando con medidas que fomenten el incremento de exportaciones con el objetivo de fortalecer las reservas”, dijo Massa.
El impacto de la sequía y la fragilidad de la economía argentina son dos realidades que acompañan cada uno de los pasos del presidente Alberto Fernández y de Massa en Washington. Estados Unidos ha tenido hasta ahora una enorme predisposición a ayudar a la Argentina a sostener una precaria estabilidad, y nada indica que eso vaya a cambiar.
El gobierno de Biden ha sido un pilar clave para la Argentina en las negociaciones con el Fondo, donde cualquier respaldo debe tener la bendición de las potencias del G-7. El staff del FMI ha pedido en reiteradas oportunidades políticas “más sólidas” o “estrictas y consistentes”, pero en el organismo no han tenido más remedio que ajustarse a las limitaciones políticas en el país para poner en marcha un plan de estabilización más amplio y profundo.