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La desmotivación o falta de energía requieren consulta profesional si perduran en el tiempo

Hay que trabajar la tolerancia a las frustraciones con niños y adolescentes



La desmotivación y falta de energía en el arranque del año aparecen cada vez con más frecuencia. Las causas pueden ser diversas y afectar tanto a niños, jóvenes como adultos, por lo que se recomienda recurrir a ayuda médica profesional si persisten con el transcurrir de las semanas y los meses.

La licenciada en Psicología, Laura Lezaeta, comentó a La Mañana que la desmotivación es una temática que requiere atención, debe ser visibilizada y aparece por lo general ante las frustraciones.

“En la vida aparecen altibajos emocionales. A veces nos frustramos, las cosas no salen como esperamos, surgen enojos y no podemos concretar en el corto plazo los objetivos que queremos alcanzar. Lo que se debe entender en este punto es que todo eso es parte del proceso. El desafío consiste en alojar y abrazar esas emociones porque forman el camino para lograr nuestros sueños”, explicó.

Aclaró que la motivación es un estado interno que contribuye al bienestar y desarrollo emocional, que hace las veces de motor que impulsa a emprender las acciones necesarias para alcanzar metas y necesidades.

“La desmotivación está más vinculada con la pérdida de energía, entusiasmo y disposición para realizar determinadas tareas o actividades, y las causas pueden ser variadas, como no tener en claro los objetivos, dificultades para definir recursos y estrategias para alcanzar metas, indefinición y cambios en los objetivos trazados, baja tolerancia a las frustraciones, etcétera”, señaló.

Afirmó que en Psicología, cuando aparece la frustración hay un diálogo interno y no todas las personas tienen las mismas reacciones, porque existen personas más exigentes que otras, y no todas tienen los mismos recursos para gestionar sus emociones.

“Toda frustración también es una oportunidad de incorporar nuevos aprendizajes. La desmotivación tiene consecuencias a corto, mediano y largo plazo. Todo depende de la capacidad que cada persona tenga para afrontar las dificultades. El factor tiempo y la intensidad son importantes cuando nos sentimos desmotivados. Si la apatía y el aislamiento perduran y se da la mayor parte del día, hay que ocuparse del tema de manera inmediata, porque se puede estar ante un cuadro depresivo, de ansiedad. Ahí es importante que como familia recurramos a un profesional de la salud mental”, aconsejó.

Remarcó que una cosa es una desmotivación por una actividad concreta que no salió como se esperaba, que dura poco tiempo, y otra muy diferente es permanecer en ese estado días y semanas, lo que debe generar alarma.

Entendió que hay que estar atentos en casa si algún integrante de la familia evidencia síntomas tales como pensamiento negativo sobre sí mismo y su entorno (falta de autoestima), cambios en el estado anímico y transformación en los hábitos de sueño.

A todo esto, también se refirió a lo que dejó psicológicamente en los niños y adolescentes la pandemia. “En líneas generales, mucha ansiedad, traducida en algunos casos en miedos, preocupaciones por verse privados a realizar numerosas actividades, que hasta puede llegar a traducirse en fobia social”, sostuvo.

Consejos

Lazaeta propuso a manera de consejo proponerse objetivos concretos a corto, mediano y largo plazo que puedan ser realizables, buscar recursos, gestionarlos y volcarse por aquello que a uno le gusta hacer.

“Una de las acciones que se puede poner en práctica como adultos es reforzar el proceso que llevó al niño o la niña a realizar una actividad y no tanto el resultado. Lo que queremos buscar es que puedan valorarse a ellos mismos y los recursos que ponen en práctica. Si un niño tiene dificultades en matemática y no llega a resultado, pero se mantuvo concentrado durante el ejercicio, hay que motivarlo a seguir intentando. En algunas áreas necesitamos más ayuda que en otras. No hay que catalogar o decir ‘no sos bueno para esto o aquello’. Hay que acompañarlos a desarrollar herramientas y ganar en confianza. Los adultos debemos cultivar la confianza en los niños y no esperar siempre la aprobación externa. A veces, decir siempre ‘qué bueno’ a todo, también puede generar el efecto inverso”, agregó.

Añadió que para alcanzar alguna determinada meta u objetivo, se deben definir los pasos a seguir para concretarlos, a fin de superar los obstáculos o problemas que aparezcan en el camino, que pueden generar sentimientos de frustración y desánimo.

“Todo en la vida requiere de esfuerzo, y es importante establecer actividades concretas. Entender que llevan tiempo. Las frustraciones forman parte de la vida y los chicos deben armar planificaciones de actividades. En el caso de niñas o niños que buscan el perfeccionismo, hay que reforzar en ellos la idea que de los errores se aprende. Cuando nos equivocamos, podemos ver qué otro camino elegir”, concluyó.



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