En la segunda semana de adviento o preparación para el nacimiento del niño Jesús, que se celebrará el 24 de diciembre, el obispo de la Diócesis de Formosa, José Vicente Conejero, dijo que son momentos de “reflexión y conversión para ofrecer nuestra salvación a Dios, valorando las realidades terrenales pero con el corazón puesto en la fe”.

En diálogo con La Mañana en Vivo, recordó que la comunidad religiosa “ingresó en la segunda semana (de las cuatro) de preparación para las celebraciones de la llegada de Nuestro Señor, aguardando en simultáneo su segunda bienvenida gloriosa para juzgar con el poder de la gloria, a cada una de las personas según sus obras en la tierra”.

“Es tiempo de oración, de conversión y balance, que coincide con el fin de año, una circunstancia para que repensemos y evaluemos nuestras acciones, siguiendo adelante siempre con esperanza y fe. Sobre todo, es momento de esperanza, que Jesús vendrá a salvarnos y redimirnos, que tanto necesitamos, a nivel personal, familiar y social”, remarcó monseñor.

A su vez, en su mensaje, comunicó que el próximo 8 de diciembre, en el marco de las festividades por el Día de la Inmaculada Concepción, la feligresía local se convocará a las 19 en el anfiteatro de la Juventud para celebrar la eucaristía con la novedad de que “el joven seminarista Maximiliano Emanuel Sotelo, con servicio en la parroquia Sagrada Familia, se recibirá de diácono como paso previo al presbiterado”.

Planes

“Fue un año muy difícil, donde se trabajó mucho. Pero la iglesia no tiene la suficiente capacidad de asistencia como la puede tener un estado. Porque son causas políticas y voluntades. Por eso se eligen a los políticos, para que puedan administrar los bienes en la comunidad para que haya mayor justicia y menos desigualdades, que ciertamente abundan. Y aquí, los medios de comunicación social deben tener una actitud crítica y constructiva, para hacer entender a la gente y generar conciencia, en pos de que elijan candidatos honestos, justos y que no sean corruptos, los cuales procuren una mayor igualdad en el reparto de los recursos hacia una sociedad. El fin de la política es el bien común. Para eso se los elijen”, apunto Conejero.

Y concluyó: “Ojalá lo que están y los que vendrán, puedan ofrecer estas alternativas o caminos de bienestar. Es bastante difícil, porque vivimos en un mundo globalizado y hay una interdependencia común, pero así todo, dentro de los recursos y las posibilidades, las autoridades deben crear más trabajo genuino, propio, y quizás menos planes sociales, que en muchos casos, sólo son respuestas políticas populistas para mantener el poder, en lugar de buscar soluciones concretas y apropiadas”.